lunes, 16 de junio de 2008

Dioses II

4

-Wind no merece esto, el es el que siempre cubrió mis errores, papá le perdió la confianza por cubrirme todo el tiempo.-pensó Cloud y comenzó a llorar.
-Cloud, no llores.-dijo una voz en su cabeza.
-¿Wind, pero cómo?-pregunto Cloud en su mente.
-Cloud, sólo me he adentrado en tu mente, no había podido hablar con alguien telepáticamente hasta ahora, pero quizás esta derrota me dio algo más que terminar en este estado. Me metí en tu mente y escuche el plan, me contactare con Aqua y le contare.-dijo Wind contactándose con ella.-Aqua, contéstame en tu mente.
-¿Wind, cómo te metiste en mi mente?... ¿Cómo es que puedes hablarme?-preguntó Aqua.
-Eso es algo que todavía tengo que averiguar, pero dime ¿cómo te encuentras?-preguntó Wind.
-Bueno, pues no te asustes por lo que te voy a decir, pero ¡esto es como estar en el paraíso!-dijo Aqua.
-Disculpa…creo que no escuche bien.-dijo Wind.
-Bueno, me tienen en una habitación llena de oro, puedo nadar en el, cumplen todos mis caprichos, los demonios son extrañamente amables y descubrí que Simón esta entre la muerte y la vida.-dijo Aqua de lo más tranquila.
-Y yo preocupándome por ti, te diré como te sacaremos de ahí.-dijo Wind.
-De acuerdo, te escucho.-dijo Aqua seriamente.
-Iremos a buscarte por vía aérea, para que los demonios no puedan sentirnos cambiare la dirección del viento, mamá abrirá una puerta en el muro del castillo, derrotaremos a los demonios desde dentro y te sacaremos, eso es todo.-dijo Wind.- ¿Ya sabes por qué estas ahí?-preguntó al instante.
-No, pero no creo que sea para seguir mimándome.-dijo aun más seria.-De seguro traman algo.
-Aqua, me metí en la mente de Simón y descubrí que quieren utilizarte para hallar la forma de transformarse en dioses y en inmortales.-dijo Wind.
-Entonces, debo tener cuidado, no te preocupes por mí, seguiré actuando como si nada, adiós.-dijo Aqua y Wind se desconecto de su mente despertando en el palacio.
-Wind, ya despertaste.-dijo su madre con alivio.
-Y tengo noticias para Cloud.-dijo Wind.- ¿Donde esta en este momento?-preguntó poniéndose una camisa que se transformaba en una armadura.
-Se encuentra en la sala de estrategias.-dijo su madre.
-Gracias.-dijo Wind que ya se dirigía a la sala de estrategias.-Cloud.
-Wind, ya despertaste.-dijo Cloud con mucho alivio.
-Claro que si, te dije que hablaría con Aqua antes de volver.-dijo Wind sin darse cuenta de que su madre los oía tras la puerta.
-¿Y qué te dijo?-pregunto Cloud.
-No hace falta que te diga, esta completamente bien, esta de acuerdo con el plan.-dijo Wind un tanto molesto.
-Pues manos a la obra.-dijo Cloud y se fueron, mientras que la reina…
-¿Qué habrá querido decir? ¿Acaso tiene un nuevo poder? no, nada de eso.-pensó la reina.
-¿Pasa algo su majestad?-pregunto el niño.
-Ah, no, no pasa nada.-dijo la reina.-Por cierto ¿Cómo te llamas pequeño?-preguntó de inmediato.
-Mi nombre es Akira, su majestad.-respondió el niño.
-Dime, ¿tu sabes que estaban tramando mis hijos?-preguntó la reina.
-No, su majestad, pero de seguro ya tienen un plan para salvar a Aqua.-dijo el niño.
-¿Conoces a Aqua?-pregunto la reina.
-Sí.-respondió Akira.-De hecho vivo con ellos.-dijo tiernamente.
-Este niño es…-pensó la reina.
-Si, su majestad, yo soy el niño que encontraron, el del sacrificio.-dijo Akira.
-Puedes leer la mente.-dijo la reina muy sorprendida.
-No, yo no puedo.-dijo Akira.
-Pero, yo no dije nada sobre que tu fueras el niño.-dijo la reina.
-¿Eso qué quiere decir?-preguntó Akira muy asustado.
-Ven con migo, tenemos que preguntarle algo a Cloud y a Wind.-dijo la reina, y al alcanzarlos.- ¡Cloud, Wind!
-¿Qué pasa madre?-preguntaron al mismo tiempo.
-Algo acerca de Akira, ¿Cuándo lo encontraron? ¿Le hicieron algo?-preguntó la reina.
-No.-dijo Wind.-Sólo lo sacamos del agua.
-De que forma.-preguntó nuevamente.
-Aqua lo saco con sus poderes.-dijo Wind.
-¿Tu también estabas en el agua?-preguntó aun más seria.
-¿A que viene todo esto?-preguntó Cloud.
-Que los humanos no tienen poderes sobrenaturales a menos que se les sean otorgados, Wind, al estar al mismo tiempo que Aqua en el agua traspasaste tus poderes a este niño.-dijo la reina.
-¿Y eso quiere decir?-preguntó Wind muy, pero muy nervioso.
-Wind, te presento a tu hijo.-dijo la reina poniendo a Akira al frente.
-¡Y ahora qué se supone que le voy a decir a Aqua!-exclamó Wind golpeando se la cabeza.
-Soy cuñada de alguien que ni siquiera esta cazada.-pensó Cloud.
-Si.-dijo Akira.
-Le…le…lee la mente.-dijo Wind con los ojos desorbitados.
-Yo lo tome más pacientemente que tú.-dijo la reina.
-Es que mi padre todavía es un niño.-dijo Akira.
-Cierto.-acordó la reina y empezó a reír junto a su nuevo nieto.
-Se ríen de nuestra desgracia.-dijeron Cloud y Wind al mismo tiempo.
Mientras que en el palacio de los demonios…
-Tengo un mal presentimiento sobre algo que pasó.-dijo Aqua suavemente.
-¿Dijiste algo?-preguntó Simón.
-No, nada.-dijo Aqua en respuesta.-No, si pasa algo, es que siento que algo terrible acaba de suceder y creo que tiene que ver con mi futuro matrimonio.-confesó al instante.
-¡¿Te vas a casar?!-exclamó Simón.
-Pues si, y eso que yo ni escogí hacerlo.-dijo Aqua.
-Pero, eres meno de edad.-dijo Simón.
-¿De que hablas?, si tengo catorce mil un años.-dijo Aqua.
-Eso quiere decir que yo debo tener…-dijo Simón y se deprimió.-Yo no quería crecer.
-Cierto, tú tenias dieciséis años, porque repetiste dos veces seguidas.-dijo Aqua.
-No me lo recuerdes, ni quiero pensar que tengo dieciséis mil años.-dijo Simón.
-¿Por qué no quieres crecer?-preguntó Aqua.
-La verdad es que no lo sé, pero el simple hecho de envejecer me aterra.-dijo Simón.
-¿Por temor a repetir otra vez?-preguntó Aqua.
-Ahora que lo dices, si.-dijo Simón.
-Ves, te lo dije…-dijo Aqua cuando, repentinamente tuvo una visión.
En esa visión se oía claramente:
-¿Cómo se lo voy a decir a Aqua?-dijo una vos.
-Simple, dile lo que dijo la abuela.-dijo otra voz.
-Entonces arriésgate tú a que te grite.-dijo la primera voz.
-No seas cruel, es tu hijo y de Aqua.-dijo otra voz.
-Pero Cloud.-dijo la primera voz.- ¿Cómo se lo diré?, esto fue un accidente, le transmití mis poderes a este niño y resulta que por eso se transforma en parte de mi familia.
-Acéptalo Wind.-dijo Cloud.-Es una ternura, los envidio a ambos, yo me quería quedar con él.
-¿Te pasa algo Moriko?-preguntó Simón.
-¿Qué diablos? Cuando vuelva a ver a Wind lo voy a…-dijo Aqua.-Am, bueno yo, ¿recuerdas lo que dije sobre un mal presentimiento?
-Sí.-dijo Simón.
-Ya se a que se debía.-dijo Aqua.
-¿Pero cómo?-pregunto Simón.
-Yo como voy a saber, sólo tuve una visión.-dijo Aqua.-Es como si estuviera tratando de sacarme información, yo soy quien debería hacer eso.-pensó.
-¿De que se trata?-preguntó Simón.
-Algo que no te incumbe.-dijo Aqua y luego preguntó.- ¿Por qué me trajeron aquí?
-Moriko, eso no te incumbe.-dijo Simón.
-Entonces dime ¿Por qué eres tan amable conmigo?-preguntó Aqua.
-La verdad no lo sé, lo único que recuerdo de ti y de nuestros compañeros es que me molestaban, no comprendo porque me molestabas.-dijo Simón.
-¿Es lo único? Eso te lo merecías, no debiste haberte… puesto a mirar en el vestíbulo de las mujeres, no debiste poner una rana en el almuerzo de Esteban, no debiste…-dijo Aqua.
-¿Yo hice todo eso?-interrumpió Simón.
-¿No lo recurras, ni un poquito?-preguntó Aqua.
-No, nada.-dijo Simón.-También ciento algo extraño al hablar contigo.
-¿No será, que te gusto?-preguntó Aqua.
-Eso explicaría las mariposas en el estomago.-dijo Simón.-Hi, hi.-pensó.
-¡¿Qué?!-gritó Aqua.
-Lo siento, lo siento.-dijo Simón.
-Um, la gente suele sonrojarse cuando ocurren cosas como estas, pero ahora que te veo, tu estas muy pálido.-dijo Aqua y tomo sus manos.-Estas frió, como si estuvieras…
-Muerto.-dijo Simón.-Estoy en la cuerda, te traje aquí para poder averiguar como podemos hacernos inmortales. Moriko, no quiero morir.
-¿Morir?-preguntó Aqua.
-A diferencia de los dioses, nosotros los demonios no somos inmortal, vivimos menos que los humanos.-dijo Simón.
-¿Cuánto?-pregunto Aqua.
-Un año.-respondió Simón.
En el castillo de los dioses.
-Bien, aceptare la responsabilidad.-dijo Wind.
-Bien, ahora vamos al ataque.-dijo Cloud.
-Si.-dijo Wind.-Akira, quédate con la reina.
-Claro.-dijo Akira mientras que Cloud y Wind se marchaban.
-Ya sabes que hacer.-dijo Cloud.
-Ponlos en el lugar que te dije.-dijo Wind.
-Si.-dijo Cloud y ordeno a los soldados.- ¡A sus puestos, no dejen nada que puedan necesitar, de prisa, muévanse, muévanse!
Cuando todos estuvieron en posición, Wind, elevó a todos los soldados y a él mismo por los cielos, siempre cuidando cambiar la dirección del viento a su favor.
-Ahí esta la guarida de los demonios.-dijo Cloud.
Aterrizaron y comenzó una gran pelea desde dentro del palacio…
-¿Qué pasa?-preguntó Simón.
-Wind.-dijo Aqua.
-¿Cómo?-dijo Simón.-Sierren las puertas, no podemos permitir que se lleven a la diosa del agua.-ordenó a toda voz.
-¿Encontraron a Aqua?-preguntó Wind.
-No señor.-respondió un soldado.
-Wind, ve a buscarla, nosotros nos encargaremos de esto.-dijo Cloud.
-No permitas que te derroten.-dijo Wind y se fue.-Te encontrare.-pensó.
-¡Demonios!-exclamó Simón.-Tu sabías algo de esto.-dijo Simón con toda seguridad.
-Pues claro que si.-respondió Aqua.-De todas formas Wind te leyó la mente antes de ser atrapado.
-¡Como te atreves!-Grito Simón dándole un golpe en el estomago, luego la lanzo al suelo y comenzó a bofetearle la cara y finalmente trato de ahorcarla.
-¡Ah!-dejo salir aqua antes de perder el control.-Tu lamentaras… lo que has echó.-dijo apretando la garganta de Simón hasta que perdió el conocimiento.- ¿Qué hice? Ma… mate a Simón, ¡No!-gritó Aqua.
-Esa es la voz de Aqua.-pensó Wind que estaba justo al lado de la habitación, abrió las puertas y se encontró a Aqua, con todas las marcas de los golpes, junto a Simón que estaba con los labios azules.
-Wind ¿Qué hice?-preguntó Aqua llorando.
-No fue tu culpa.-dijo Wind que leyó su mente en ese momento y tomo el pulso a Simón.-Aqua, esta vivo.
-Pero casi lo mate.-dijo Aqua.
-¿Pero él te golpeo no?-hizo una pausa.- ¿Era tu amigo?-preguntó Wind.
-Si, él es un amigo, aunque no lo recuerde, que no se vea como antes y que me trate de esta forma.-dijo Aqua entre sollozos.
-Tranquila, todo va a estar bien.-dijo Wind abrasándola.-Si quieres ponemos llevarlo con nosotros.
-Si.-respondió Aqua.-Llevémoslo, pero sólo hasta el bosque, no dejemos que los demás lo encuentren.-pidió Aqua.
-Aqua, no lo podemos ocultar, todos los dioses están aquí, por ti.-dijo Cloud.
-No les digas lo que pasó.-dijo Aqua.
-No se los diré, sólo diré que es para sacarle información en cuanto despierte ¿te parece?-preguntó Wind.
-Bien, vayámonos.-dijo Aqua.
-Wind, Aqua.-dijo Cloud.-Apresúrense, es nuestra oportunidad de salir. ¿Por qué te paso? Y ¿Por qué traen a ese?-pregunto Cloud.
-Para sacarle información en cuanto despierte.-dijo Wind.-Apresurémonos.
Al volver al palacio de los dioses todos se preguntaban ¿por qué traían a un demonio al palacio y que le había pasado a Aqua?
-Wind, ¿Qué haces?-preguntó su padre.
-Traigo una fuente de información.-dijo Wind.
-Pero...-dijo el rey.
-Querido, ten confianza en Wind, sabe lo que hace, Akira, ve con ellos.-dijo la reina.
-Si.-dijo Akira siguiendo a Aqua.
-¿Por qué esa cara, Aqua?-preguntó Akira.
-No es nada.-dijo Aqua.
-Cierto esa cara no es común, aparte de las marcas, te ves deprimida.-dijo Cloud.
-No es nada.-recalcó Aqua.
-No te creo.-dijo Cloud.
-Ya déjala.-dijo Wind.-No le pasa nada.
-Nos están ocultando algo.-dijo Akira.
-No.-dijo Aqua.
-Si, te leí la mente.-dijo Akira.
-Leer la mente, tú eres el niño.-dijo Aqua con los ojos desorbitados.
-Alguien olvido explicar las cosas.-dijo Cloud.
-Yo no le he dicho nada.-dijo Wind.
-Ah, ¿Dónde estoy?-preguntó Simón que se sentía muy pesado, tanto que ni se movía.
-Simón.-dijo Aqua con los ojos muy brillantes, pero con una cara de odio.
-¿Dónde estoy?-volvió a preguntar Simón.
-Valla que quedo mal.-dijo Wind dejándolo en un sillón y rascándose la cabeza.
-Eso no te importa.-dijo Aqua con odio.
-¿No piensan atarlo?-pregunto Cloud.
-¿De veras crees que pueda hacer algo, estando así?-dijo Wind.
-Sólo por precaución.-dijo Cloud.
-Yo me encargo.-dijo Aqua, con sus poderes creo unas ataduras de hielo que no se soltarían así como así.
-Eso debe doler por lo frió que es.-dijo Wind.
-No lo siente, no son fríos.-dijo Aqua.
-¿No?-preguntó Cloud.
-Claro que no, si fuera así mi ropa también se sentiría fría.-dijo Aqua.
-Parece que ocurre algo, me gustaría saber qué.-pensaba Simón.
-No has pensado en mirar.-dijo Akira.
-Lo dices… como si… ahora eso fuera… muy fácil.-dijo Simón muy suavemente.
-Quedo muy mal.-dijo Aqua.
-Bien, díganme ¿qué le hicieron?-preguntó Cloud.
-Aqua, ¿le digo?-preguntó Wind.
-No queda más que hacer, además tarde o temprano se ira a enterar.-dijo Aqua.
Wind le dijo todo a Cloud a través de su nuevo poder.
-No puede creerlo, tú si que tienes fuerza.-dijo Cloud apuntando a Aqua.
-No fue por otra razón.-dijo Aqua.
-¿Cómo?-preguntó Cloud.
-Fue por que estaba aterrada y, además, quizás también tenga que ver el que allá sido campeona de judo durante tres años seguidos.-dijo Aqua.
-Tres años, si que tiene fuerza.-pensó Cloud.
-¿Qué esta pasando?-preguntó Simón que estaba comenzando a volver en si.
-Si quieres saber, más vale que respondas nuestras preguntas.-dijo Wind.
-No estoy loco como para hacer algo así.-dijo Simón.
-¡Más te vale contestar o te las veras de nuevo con migo! -dijo Aqua tomándolo de la ropa.
-Si, si, si, are lo que tu quieras.-dijo Simón sintiendo pánico.
-¿Cuál es el plan?-preguntó Wind.
-Succionar el poder vital de Aqua para luego mejorarlo y transformarlo en nuestra energía y así poder vivir por siempre.-dijo Simón con una sonrisa diabólica.
-Algo ocultas, ¿qué más sabes?-preguntó Cloud.
-Es todo lo que se.-dijo Simón.
-Esta mintiendo.-dijo Akira.
-Di la verdad.-dijo Aqua creando unas agujas de hielo muy filosas.-Te conviene.
-No me digas que vas a torturarme si no hablo, tú no eres capas de eso.-dijo Simón.
-¿Eso crees?-preguntó Aqua clavándole una aguja.
-¡Ah! Bien, si eres capas.-admitió Simón.
-Habla.-dijo Cloud.- También lo usara para encontrar el modo de hacerlos vulnerables a ustedes y así poder destruirlos.-dijo Simón, Aqua le clavo otra aguja.- ¡Ah! También quieren dominar a los vivos para convertirlos en nuestro alimento.
-¿Por qué no quieres aceptar tu tiempo de vida?-preguntó Aqua.
-Es muy poco.-dijo Simón.-De esta forma podremos disfrutarla.
-¿No te es suficiente con haber vivido junto a nuestros amigos cuando aun éramos humanos?
-No digas eso, sólo hablas por ti, yo jamás lo disfrute, nunca fui tratado como uno más era el niño que siempre era molestado.-dijo Simón se oía triste igual a como era el interior de su alma.
-No recuerdas nada.-pensó Aqua que hizo desaparecer las agujas.-Me voy a casa.
-Pero…-dijo Wind.
-No voy a perder el tiempo con algo que esta vació por dentro.-dijo Aqua.
Una vez de vuelta en el palacio.
-No recuerda prácticamente nada, a pesar de todo lo que pasamos juntos.-pensó Aqua y luego recordó algo que sucedió cuando entro a octavo.
-“No puede ser, otra vez en este grado, cuanto tiempo más vas a estar fallando, deberían expulsarte.-dijo el profesor.
-Pero, profesor, le prometo que este año pasare de grado.-dijo Simón.
-El año pasado dijiste lo mismo, y el anterior también.-dijo el profesor.
-Lo siento.-dijo Simón.
-Entremos.-dijo una chica.-Buenos días.
-Hola, ¿Eres nuevo?-preguntó Aqua.- ¿Cómo te llamas?
-Si… Simón.-dijo.- ¿Y tú?
-Yo me llamo…”-dijo aqua que despertó de sus recuerdos al oír la voz de Wind.
-Aqua, te quedaste dormida en el pasillo, vamos.-dijo Wind.
-¿Me dormí?-dijo Aqua.
-Simón esta en una celda de poder.-dijo Wind.
-Despistado.-pensó Cloud.
-Cuando un humano se transforma en demonio, ¿le borran sus recuerdos para transformarlo en una marioneta?-preguntó Aqua.
-Eres impredecible como la corriente de los ríos, sí eso es lo que ocurre.-dijo Wind.
-Y es muy cambiante, ya esta de buen humor otra vez.-dijo Cloud que estaba cargando a Akira en la espalda.
Akira se había quedado dormido cuando volvían al palacio.
-Tenemos que hallar una forma de acabar con eso.-dijo Aqua.
-Ya estamos ideando un plan para frenarlo.-dijo Cloud.-Cuéntanos, como era Simón antes de convertirse en un demonio.
- El era, un alumno repitente, ya llevaba dos años en el mismo grado, los profesores siempre lo regañaban, pero cuando alguien necesitaba ayuda, era el primero en ayudar.
Una vez hubo un incendio al lado del colegio y una niña quedo atrapada en el, los bomberos no llegaban, así que él entró y la sacó, quedó con algunos rasguños y quemaduras, pero siguió asistiendo al colegio ya que el año anterior repitió por inasistencia.
En general era bastante bueno, aunque en su cumpleaños lo atacamos con bombitas de agua, quizás no debimos hacerlo ya que era invierno y pesco un resfriado, pero fue divertido.-dijo Aqua.
-¿Y que edad tiene?-preguntó Wind.
-Cuando íbamos al colegio tenía diecisiete, entonces ahora tiene dieciséis mil años.-dijo Aqua.
-¡Vaya! Si que es viejo.-dijo Cloud.
-Tú tienes casi la misma edad.-dijo Wind.
Cloud lo miró fríamente y se fue de ahí.
-De verdad que da miedo.-dijo Wind.
-Las nubes se están creando una tormenta.-dijo Aqua.
-De verdad que le molesta que le digan que es mayor.-pensó Wind.
-Ya que esto termino por un rato, ¿qué es lo que haremos?-preguntó Aqua.
-Esperar y encontrar la forma de acabar con esto, pero ahora es hora de dormir, así que ven aquí.-dijo Wind.
-Wa, no que querías que durmiera, ja, ja, ¿qué sacas, ja, ja, con hacerme cosquillas?, ja, ja, ja.-dijo Aqua.
-Pues hacerte olvidar otras cosas.-dijo Wind.
-A veces es como un niño, realmente habrá crecido o sólo es apariencia.-pensó Aqua mientras reía.
A la mañana siguiente Aqua y Cloud estaban conversando…
-¿Siempre se comporta así?-preguntó Aqua.
-Si, cree que la mejor cura a los problemas es la riza, además no hay como engañarlo, cuando menos lo pienses se meterá en tus pensamientos.-dijo Cloud.
-En realita ahora son dos los que pueden hacer eso.-dijo Aqua.
-Buenos días.-dijo Akira, que estaba en la puerta del templo y bostezó.
-Buenos días.-dijeron Aqua y Cloud al mismo tiempo.
-Había mucho ruido, ¿vino gente?-preguntó Akira.
-No, quizás te refieres a los pensamientos, tienes el poder de Wind y puede que algo del de Aqua. Lo que oíste no son más que pensamientos por que no puedes controlar todo tú poder.-dijo Cloud.
-No, viene de ahí, la habitación de Wind, es muy fuerte.-dijo Akira cubriéndose los oídos.
-Iré a ver.-dijo Cloud.
-Akira, vamos donde no escuches tan fuerte.-dijo Aqua.
-¡Ah! ¡Wind!-gritó Cloud.
-Cállense.-susurró Wind, estaba dentro de una esfera de viento que contenía todos los pensamientos de la gente, los cuales llegaban a Wind todo el tiempo y al ignóralos se acumulan y aparecen en esa esfera.-No quiero oírlos, duele mucho.-volvió a susurrar.
-Esa fue Cloud.-dijo Aqua.
-Ve a ver.-dijo Akira.-Wind esta en problemas.
-Quédate aquí.-dijo Aqua.-Wind, ¿qué te ocurre? ¿Por qué gritó Cloud?-pensó.
-Debo ayudar.-pensó Simón desde la celda del palacio.
-¿A quien?-preguntó Wind.
-Eso no debe ocurrir, ella…-pensó Simón y luego gritó- ¡Ah!
-¡Ah!-gritó Wind sosteniéndose la cabeza.- ¡Ah!
-¿Qué ocurre?-preguntó Aqua cuando entraba a la habitación.- ¿Qué… qué es eso?
-Pensamientos acumulados.-dijo Cloud.
-¿Cómo lo sacamos de ahí?-preguntó Aqua.
-No lo sé, la ultima vez mí padre lo liberó, pero, no era tan grande.-dijo Cloud.
-¿Qué le ocurre al prisionero?-preguntó un guardia.
-Su amo lo esta controlando.-dijo el carcelero.
-¡No!-gritó Simón, que se golpeaba contra las paredes y se cubría la cara. Luego una sombra negra salio de su cuerpo y pareció tranquilizarse, cuando lo vieron ya no parecía estar al borde de la muerte, sino que tenia color y parecía vivo y muy amable.
-Avisa al dios supremo.-dijo el carcelero.- ¿Te encuentras bien?
-¿Dónde estoy? ¿Y esa sombra?-preguntó Simón.
-Estas en el calabozo del palacio y la sombra se ha ido.-dijo el carcelero que habría la puerta para quitarle las esposas.
-¿Y él?-preguntó Simón.
-¿Él?-preguntó el carcelero.
-Si, él chico que escucha los pensamientos, hay que sacarlo de ésa esfera que lo rodea o quizás no pueda librarse de esas voces.-dijo Simón.
-¡El príncipe!-dijo el carcelero y ordeno a otro guardia decirle lo que ocurría al rey.
Después de esto, el rey ordeno que lo acompañara Simón y otros guardias.
-Hacen mucho ruido.-dijo Akira.
-Akira, ¿qué haces aquí?-preguntó el dios supremo.
-Me alejo del ruido.-dijo Akira que se cubría los oídos.-Wind no resistirá mucho.
-Otro intento.-dijo Aqua que trato de atravesar la esfera con unas cuchillas, pero salio repelida por la esfera.
-No hay caso, no lo lograremos.-dijo Cloud.
-¡Ah!-gritaba Wind.
-Wind.-dijo el dios supremo al entrar en el cuarto.-Es más grande que la última vez.
-Padre.-dijo Cloud.
-No se preocupen, lo sacaremos de ahí. Chico, ayúdanos.-dijo el dios supremo.
-Si.-dijo Simón.- ¿Qué debemos hacer?
-Colócate aquí, ustedes, formen el circulo mágico, Cloud, Aqua, creen una barrera alrededor.-dijo el dios supremos.
-Si.-dijeron todos y pusieron manos a la obra.
El dios supremo coloco las manos el la esfera y le ordeno a Simón imitarlo, luego los guardias comenzaron a decir unas palabras y Aqua y Cloud crearon una barrera, pero no era suficiente como para mantener todo el poder e su interior, hasta que llego Akira y ayudo todo lo que pudo.
-¡Cállense!-gritó Wind.
-Ya casi.-dijo el dios supremo.
-No es lo suficiente.-dijo Simón.-Hey, si tienes algo de fuerza colabora para salir de esto.
-Eso es, ¡concéntrate en detener el viento!-dijo el dios supremo.
-Debo salir de aquí, pero sólo hay oscuridad y mucho ruido ¿Dónde debo dirigirme? Una brisa hay, por ahí.- pensó Wind.- ¡Ah!-gritaba.
-Es por aquí.-pensó Simón.
-Ese chico, es Simón, no se ve algo diferente se ve...-pensó Wind.-vivo.-susurró Wind, que dejo de gritar he hizo desaparecer la esfera de aire en la que se contenían los pensamientos.
-Bien.-dijo el dios supremo, que se acerco a Wind y con sus poderes hizo que desaparecieran los pensamientos que no dejaban de atormentarlo.
-Ya no hay ruido.-dijo Akira.
-Gracias.-dijo Wind, que estaba apoyado en su padre.
-Supongo que todo se arreglo.-pensó Simón.
-¿Simón?-preguntó Aqua.
-Si, me llamo así, pero ¿Quién eres?-preguntó Simón.
-¿Cómo? Soy Moriko.-dijo Aqua.
-¿Moriko? Te ves... azul.-dijo Simón.
-Claro que si, en este lugar soy así y me llamo Aqua, tú tienes alas de murciélago.-dijo Aqua.
-¿Alas?-preguntó Simón mientras las miraba.-No las había visto.
-Despistado.-dijo Aqua, mientras ponía hielo en una bolsa para Wind.-Se esta comportando distinto, es como si ya no fuera malo y tiene color.-pensó.
-Padre, ¿qué ocurre? Ese chico se comporta distinto, ¿ya no es malo?-preguntó Cloud.
-El control que el señor de las tinieblas tenía sobre él, ha desaparecido, como si hubiera estado luchando contra ellas. Puede que se deba a que lo recluto vivo.-dijo el dios supremo.
-Creo que ha pasado mucho tiempo desde que estaba luchando contra aquella sombra, creo que lo que más me sorprende, es no tener ninguno de los rasguños que me provoco. ¿Será que sólo fue un sueño, o sólo fue un momento en el que enfrente las sombras entro de mí?-pensó Simón.
5

-¡A comer!-dijo Aqua.
-¡Ya vamos!-dijeron los demás.
-Bueno, feliz año nuevo.-dijo Cloud cuando todos estuvieron en la sala.
-Vaya día.-dijo Simón.
-¿Cuantas celebraciones más quedaran?-preguntó Akira.
-Estás muy pequeño para esas bromas.-dijo Wind.
-Cierto, todavía no tienes ni que preocuparte por eso.-dijo Aqua.
-Pero de todas formas, son muchas celebraciones. Su boda, el cumpleaños de mamá y navidad.-dijo Cloud.
-Pero no me dejaron ir.-se lamentó Akira.
-Vamos, los niños se aburren con eso.-dijo Aqua.
-Tú todavía eres una niña.-dijo Akira.
-Respeta a tus mayores.-dijo Aqua estirándole la cara a Akira.
-Entendí.-dijo Akira.
-Las cosas que han ocurrido han traído tristezas y alegrías. Las cosas ocurren muy rápido.-pensó Simón.
-Tú tienes diez años, yo tengo catorce mil un años de edad, no soy una niña.-dijo Aqua.
-Ya, ya, no discutan por eso.-dijo Wind.-Además la comida se esta enfriando y si no se comerán lo suyo nosotros lo haremos.
-¡Eh! Que cruel.-dijo Aqua.
-¿Qué tal esta?-preguntó Cloud.
-Está bueno.-dijo Simón, él y ella eran los únicos que estaban comiendo.
-Me alegro.-dijo Cloud algo sonrojada.
-¿Qué le pasa a estos dos?-pensaron Aqua, Wind y Akira.
-Es la primera vez que alguien admite que mi comida sabe bien.-pensó Cloud.
-Jamás pensé que alguien cocinara tan bien.-pensó Simón.
-Con que era eso.-pensaron Wind y Akira.
Los ojos de Simón se empañaron por un momento.
-Wo, que interesante.-dijo Cloud viéndolo fijamente.
-¿Qué cosa?-preguntó Simón.
-Nada, nada.-dijo Cloud.
-Que rara.-pensó Simón.
-Aquí esta ocurriendo química.-pensaron Aqua, Wind y Akira.
Al día siguiente, Cloud fue a despertar a Simón que se había quedado dormido. Cuando entro a la habitación para despertarlo, lo encontró durmiendo colgado del techo como un murciélago.
-¿Esto es normal?-se preguntó Cloud.-Simón, ya es hora de despertar.-dijo.
-¿Eh? ¡Ah! Hola, buenos días.-dijo Simón.
-Buenos días, ya era hora de que despertaras.-dijo Cloud.
-¿Me quede dormido?-preguntó Simón.
-Tanto que ya estamos preparando el almuerzo.-dijo Cloud.
-¡Tan tarde!-dijo Simón, que se cayó al piso.-Estoy bien.-dijo parándose de golpe.
-Cráneo de roca.-pensó Cloud.
-¿Qué fue ese ruido?-preguntó Aqua asomándose por la puerta.
-Un accidente.-dijo Simón.
-¿Accidente?-preguntó Aqua.
-Me caí del techo.-dijo Simón.
-¿Cómo?-preguntó Aqua.
-Duerme como murciélago y al decirle que ya era la hora de almuerzo, se inquieto y callo.-dijo Cloud.
-Como sea, a almorzar.-dijo Aqua.
-¿Puedes salir?-preguntó Simón.
-¿Para qué?-preguntó Cloud.
-Para cambiarme de ropa.-dijo Simón.
-Ah, disculpa.-dijo Cloud que salio como rayo de la habitación.
-¿Realmente olvido que acabo de despertar?-pensó Simón, que luego sintió una voz en su cabeza y esta decía lo siguiente.- “Mátalos, mátalos a todos”.-y luego susurró.- ¿Qué fue eso?
Una sombra los vigilaba desde lejos.
-Entonces si nos infiltramos de esta forma…-dijo Cloud.
-¿Qué fue eso? No estoy seguro, pero creo que he oído esa voz antes ¿Dónde? ¿Dónde la escuche?-pensó Simón.-“La luz nos corroe”.-escuchó Simón.
-…Entonces nos aprovecháremos de entrar y quitarle el poder…-dijo Cloud.
-¿Pero como le haremos para no hacer ruido?-preguntó Wind.
-Mamá puede crear campos de fuerza, ella puede mantener el ruido dentro de un campo.-dijo Cloud.
-Pero si lo vemos de este modo…-dijo Aqua.
-¡Alguien nos esta escuchando!-dijo Akira que sintió el pensamiento de la sombra que estaba metiéndose en la cabeza de Simón.
-La sombra.-dijo Simón.-Esta ahí.
-Ya no puedo controlarlo.-pensó la sombra que era igual a Simón.
-Ese espectro...-dijo Cloud.
-Es igual a Simón.-dijo Wind.
-¿Tú eres el que a estado desconcentrándome todo este tiempo?-preguntó Simón.
-¿Y qué?-dijo la sombra.-De todas formas quiero ese cuerpo nuevamente.
-Ni de coña.-dijo Simón dándole una patada que acertó muy bien en la cara, pero al tratarse de una sombra sólo logro atravesarla.
-Por favor, tú mismo dijiste que soy una sombra.-dijo la sombra.
-Simón, atrapa esto.-dijo Aqua.
-Parece un espejo, ya entiendo, se a mantenido durante todo este tiempo fuera del alcance de la luz.-pensó Simón que desvió un rayo de sol a la sombra.
-Bien hecho, recordó el efecto de reflexión.-.dijo Aqua.
-No soy tan tonto.-pensó Simón.
Akira y Wind rieron al leerle el pensamiento a Simón.
-No se metan en mi cabeza.-dijo Simón.
-Discúlpanos.-dijo Wind.-Pero admitir el ser tonto.-le dijo por telepatía.
Simón le lanzó el pedazo de hielo que le dio Aqua.
-Ni yo lo hubiera hecho mejor.-dijo Cloud que se puso al lado de Simón poniéndole una mano en el hombro.
-No es para tanto.-dijo Simón.
-Claro que si.-dijo Cloud.
-Eso te pasa por meterte en la cabeza de los demás sin pedir permiso.-decía Aqua que sacudía a Wind de lado a lado.
-¿Por qué no continúan con el plan?-dijo Akira.
-Tienes razón, pero primero debo avisarle al Rey sobre lo ocurrido.-dijo Cloud.
-Una sombra, ¿por que una era una sombra?-preguntó Simón.
-Eso aún tenemos que descubrirlo.-dijo Wind.
-Bien, hay que apresurarnos.-dijo Aqua.
6

-Las sombras controlan los cuerpos de las personas que el demonio utiliza como sirvientes, Simón es el único que se ha liberado de una de ellas.-dijo el Rey.-Suelen usarlo un año, luego de ese lapso de tiempo el cuerpo deja de moverse.
-¿El primero?-preguntó Simón.- ¿Eso quiere decir que me salve por un golpe de suerte o por que esa sombra no quiso seguir encerrada?
-Fue por que la sombra no quiso quedarse.-dijo la reina.
-Por eso trato de apoderarse de mi cuerpo nuevamente, por que estoy libre.-pensó Simón.
-Es realmente molesto ¿verdad?-dijo Wind con telepatía.
-Si.-le respondió Simón.
-¿Cómo va el plan de ataque?-preguntó el Rey.
-Ya casi esta listo, sólo hay que aplicarlo.-dijo Cloud.
-Ya veo.-dijo el Rey.-Pueden retirarse.
-Bien.-dijeron a coro.
En el camino…
-¿Por qué esa cara?-dice Cloud que detiene a Simón para que no los escuchen.
-Bueno, tengo suerte de estar vivo.-dijo Simón sonriendo un poco.- ¿Por qué siempre te estas preocupando por mí?
-Eres un niño.-dijo Cloud dándole un besó.
-¿A qué viene esto? Es mayor que yo.-pensó mientras Cloud lo besaba.-A pesar de eso, se siente bien, la quiero, es real.-pensó mientras la abrazaba con los brazos y las alas.
-Ya era hora.-pensó Aqua que observaba entre las ramas.
-Realmente se tardo.-pensó Wind que junto con Aqua cubrían los ojos de Akira.
Pero en ese momento Simón sintió un impulso por beber sangre, se separo de Cloud y voló lejos de hay.
En casa…
-¿Por qué se habrá marchado?-pensaba Cloud.-Así no puedo concentrarme.
-Pensé que estaría aquí.-dijo Aqua.
-Fue muy extraño.-dijo Wind.-el pensó en sangre.
-¿Sangre? ¿Cómo un vampiro?-preguntó Aqua.
-Si.-dijo Wind.
Mientras que Simón…
-Maldición, contrólate. Necesito beber sangre de lo contrario, no podré seguir moviéndome.-pensó Simón que estaba en el río en el que Wind y Aqua encontraron a Akira.- ¡Ah! ¡¿Por qué?!
-Eso es, déjate invadir por esa necesidad hasta que ya no puedas controlarte.-decía un vos maligna.-No te resistas, debes beber sangre, de alguien que este cerca.
-Contrólate, no te dejes vencer por esto.-pensó Simón.- ¿Por qué ahora? ¿No puedo ser más o menos normal en ninguna vida?
-Nunca lo serás, déjate controlar por tu necesidad.-decía la voz maligna.
-No, ¡No!-gritó Simón.
-Esa fue la voz de Simón.-dijo Wind, ya que el viento se lo susurró.
-¿De dónde viene?-preguntó Cloud.
-En el bosque de otoño.-dijo Wind.
-Buen, nos vemos allá.-dijo Cloud yéndose en una nube.
Pero cuando Cloud llegó, vio a un Simón con unos colmillos afilados y ojos rojos que se abalanzó sobre ella para tratar de beber su sangre.
-Quítate.-dijo Cloud lanzándole un golpe que lo lanzó un metro hacia atrás.- ¿Qué estupidez estas haciendo?
Simón no hablaba, sólo se comportaba como un animal dispuesto a hacer lo que fuera por beber sangre. (Como Inuyasha cuando se transforma en demonio)
-No creo que esa sombra lo allá tomado nuevamente, debe ser otra cosa… ¡duerme como murciélago! Esas criaturas se alimentan de sangre.-pensó Cloud.-Maldición, como dioses no podemos comer carne ni nada de eso.
-Sa…sangre…sangre.-decía Simón que se puso a volar tras cloud que escapaba en una nube.
-Maldita sea, discúlpame.-dijo Cloud atrapando a Simón entre unas nubes que comprimen hasta deja inconciente a quien se encuentra dentro.
-Gracias por detenerme.-pensó el subconsciente de Simón.
-Cloud ¡¿Qué haces?!-exclamó Aqua.
-Lo único que se puede hacer en este momento.-dijo Cloud.
-Si sigues así vas a matarlo.-dijo Wind.-El no es un dios, no es inmortal.
-Déjala, no quiero continuar cazándolos. Si dejo de moverme, no podré matar a nadie. Para que yo pueda moverme necesito beber sangre y no quiero hacerlo.-pensó Simón que volvió a ser el mismo.
-¡Pero…!-dijo Wind.
-¡Déjalo como esta! Déjalo…como esta.-pidió Simón.
-¿Cómo puedes resignarte así nada más? Es patético.-dijo Wind.
-Por que si bebo sangre, aquel demonio lograra lo que quiere.-dijo Simón.-Te lo agradezco, Cloud.
-Sólo dejaras de moverte ¿Verdad?-preguntó Cloud dejando salir lagrimas.-Yo no quería hacer esto, perdóname.-dijo al soltarlo, Simón ya había dejado de moverse.
-Realmente lo hizo, ella lo hizo.-dijo Aqua que atrapo a Simón.
-No, no pude hacerlo.-Cloud empezando a llorar.-Ahora sólo dejara de moverse, hasta que pueda beber sangre.
-Cloud, no, él dijo que no.-dijo Wind deteniéndola.
-Suéltame, necesita sangre, ¡necesita sangre!-exclamó Cloud.
-¡No!-dijo Wind.-Simón a dicho que no, el no tiene porque obedecerle a ese demonio, no lo hagas tú.
-Esa es, necesitan sangre. Por eso las sombras no duran más de un año, se acaba su alimento.-dijo Cloud.
-¿Pero y Simón?-preguntó Aqua.- Sigue teniendo algo de ellos en su interior.
-Si, pero de seguro que cuando acabemos con ellos esto pasara.-dijo Cloud llena de ánimos.- ¡Bien, a exterminar demonios!
-Se repone rápido.-pensaron todos.
Al día siguiente…
-Bien Akira, te quedas dueño de casa, si Simón te necesita ayúdalo ¿Si?-preguntó Aqua.
-Bien.-dijo Akira.
-Hoy le daré este súper plan a papá y mañana en la mañana estaremos invadiendo el palacio de los demonios.-pensó Cloud.
-Andando.-dijo Wind.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Segunda vida - capitulo 4

La verdad de la premonición de Sora
4

Durante las vacaciones de verano, estábamos en el campo.
-Ya es el día, todo se acabo.-dijo Sora.
-¿Sora? ¿Qué quieres decir con eso?-preguntó Esteb.
Sora se hizo grande mostrando su verdadera forma
-Ya es hora, nos separaremos del médium.-dijo Sora.
-Separarse.-pensé y desperecí junto con Sora.
-¡Haru!-exclamó Esteb.- ¿Qué habrá querido decir con eso?
Hay que buscar a Haru-chan.-dijo Paúl que apareció de la nada.
-¿De donde saliste?-preguntó la hermana de Esteb.
-Eso no importa.-dijo Paúl.-No puedo sentir sus pensamientos.
-¿No puedes?…tampoco puedo sentirla.-dijo Mia.
-Vamos, no hay tiempo que perder.-dijo Esteb temiendo que pronto todos desaparecieran.
-Bien.-dijo Mia.-Paúl, explícales a los demás.
-Pero…-dijo Paúl antes de que desaparecieran de la vista.
-¿Qué esta pasando?-preguntó la madre de Esteb.
-Tía, tengo que decirles que nosotros.-dijo Paúl.-Nosotros estamos… muertos.
-Pero Esteb es el único que sigue totalmente vivo.-dijo Cloud.
-El se ha encargado de proteger al médium por todo este tiempo.-dijo Dark.
-No sólo de los peligros del exterior.-dijo Paúl.
-También de nosotros.-dijo Dark.-Pero el también cayo en la tentación con Mia.
-¿He?-preguntó Cloud.
-Bueno, es que ellos.-dijo la madre de Esteb.
-Espera, tengo la leve impresión de que como niño no podré entenderlo.-dijo Cloud transformándose en un chico de diecisiete años.-Creo que ahora si.
-Esto explica muchas cosas.-dijo Paúl.
Mientra que yo…
-¿Dónde estamos?-pregunté.
-En la nada, quiero hablar contigo.-dijo Sora que chasqueo los dedos.- ¿Sientes celos de Mia?
-¿Eh?-pregunté.
-Lo que oíste, ¿a ti te gustaba Esteb o no?-preguntó Sora.
-No lo sé, mis pensamientos me confunden.-pensé.-No estoy segura.
-Quizás esto te haga verlo claramente.-penó Sora.-Ella lo espera…
-¿Cómo? ¿Entonces realmente ella esta…?-pregunté y aparecí en un bosque.- ¿Qué? ¿Dónde estoy?
Volviendo con los chicos.
-No me siento bien.-dijo Dark que repentinamente se separo de su hermana.
-¿Qué fue eso?-preguntó Krad.- ¿Por qué no puede quedarme dentro?
-Quizás sea…-dijo Cloud moviendo su mano izquierda, unos hilos rojos aparecieron entrelazados con cada uno de ellos.-No, aún no somos libre de vivir.
-Independiente mente.-agregó Krad.
-No logro entender, eso quiere decir que esa chica esta muerta.-pensó la hermana de Esteb.
-No hay tiempo que perder, ya se los explicamos, hay que buscar a Haru.-dijo Krad que salio corriendo a toda velocidad arrastrando a Dark.
-¡Ah!-gritó Dark mientras era arrastrado por Krad.-Hermana, ni siquiera papá llegaba a tratarnos tan mal a como me estas tratando ahora.
-Pues lastima, no iré a ningún lado sin ti.-dijo Krad.
-¿Todos corremos así de rápido?-preguntó Paúl.
-Sólo hay una forma de averiguarlo.-dijo Cloud volviéndose nuevamente un niño y salio corriendo.
-Vamos nosotros también.-dijo Paúl.
Mientras que yo…
-Diablos, odio estar sola en estos lugares, ¡demonios!-dije cuando escuche el ruido de un río.-Un río, ahora que lo pienso, Esteb me dijo que por aquí habían dos ríos… si es el verde podré llegar muy pronto a casa.-pensé.
Pero no era el río verde, era el negro.
-Si es el negro, ve al contrario de su corriente hasta encontrar una parte en la que puedas cruzar, pase lo que pase no te metas al agua.-dijo Esteb.
-Demonios.-.susurré.
-¡Haru-chan! ¡Haru-chan!-se escucho por hay.
-¡Estoy aquí!-grité.
-No esta aquí, no la puedo encontrar.-dijo Esteb que paso a mi lado sin verme.
-Es imposible que allá cruzado el río.-dijo Mia.
-¿Cómo es posible? Estoy aquí, ¡a su lado!-dije al lado de sus oídos.
-Sigamos buscando.-dijo Esteb.
-No puede ser, no me ven ni me escuchan.-susurré y salí siguiéndolos.
Luego de un rato nos topamos con un señor muy viejo…
-¿Qué están buscando?-preguntó el anciano.
-A una chica de cabello largo ondulado.-dijo Esteb.
-Tiene orejitas como estas.-dijo Mia.
-Se llama Paula, pero le decimos Haru-chan, tiene una falda roja, botas blancas, una camiseta blanca y una diadema roja.-dijo Esteb.
-Ya veo, no pueden verla.-dijo el anciano.-Que lastima, estas en esta etapa… espero que tu paso al otro lado sea pacifico.
-¿Eh? ¿Puede verme?-pregunté.
-Claro que si, de todas formas luego de separase totalmente de ustedes, nosotros los cuidadores podemos verlos. Lastima que sólo cuando van a morir.-dijo el viejo despareciendo.
-¡No!-pensé.
-¿Que acaso esta por aquí?-preguntó Mia.
-¿Qué no lo entienden?, estoy aquí ¡tras ustedes!-grité.- ¡Estoy aquí! ¡Aquí! ¡Aquí! ¡¡Aquí!!-dije golpeando a Esteb, pero parecía no sentirlo.
-Entonces, ¿No lo aceptaras?-dijo Sora.-Lo que el viejo no sabe es que ustedes pueden reencarnar cuando no lo aceptan su propia desaparición.-dijo Sora.
-¿Entonces podré vivir otra vez?-pregunté.
-En tú vida anterior considerabas la vida una basura, veo que ahora has cambiado podré dejarte vivir otra vez.-pensó Sora.-En una hora frente al árbol más alto de aquella colina, todos nos encontraremos para ver lo que pasara.
-Bien.-dije dirigiéndome a ese lugar.
Una hora después…
-Se supone que dijo una hora, por ya casi oscurece y nadie ha venido.-pensé cuando Paúl apareció de entre las ramas y fue seguido por Cloud.
-No, no esta aquí.-susurró.
-¿Donde se metió Haru-chan?-preguntó Cloud cuando llegaron Dark y Krad.
-¿La han visto?-preguntó Krad.
-No.-dijo Paúl.- ¿Ustedes?
-No, no esta.-dijo Dark cuando llegaron los padres y la hermana de Esteb.
-¿Nada?-preguntó la hermana de Esteb.
-Nada.-dijeron a coro cuando llegaron Esteb y Mia.
-¿La encontraron?-preguntó Mia.
-No.-dijeron a coro.
-Maldición, lo que dijo ese viejo.-susurró Esteb.
-Bien, ya todos están reunidos.-dijo Sora.-Tienes grandes amigos, me preguntó que pasara ahora.
-¿Por qué?-pregunté.
-Por que esto tenía que pasar, de esta forma.-dijo Sora
-¿Qué dices?-preguntó la madre de Esteb.
-Despídete por ahora, Haru-chan.-dijo Sora.
-Pero, no me escuchan.-dije.
-La verdad es que no sientes celos de nadie ¿verdad? Tienes que besar al chico que te gusta y podrán volver a verte y oírte.-dijo Sora.
-Pero, eso es penoso.-dije.
-¡Qué no te de pena! ¿Quizás no te vean hasta que eso termine?-dijo Sora.
-¿Qué no lo sabes?-pregunté.
-Es que jamás se lo digo a nadie, tiene que ser en la boca.-dijo Sora picaronamente.
-¡Tiene que estar bromeando!-grité.
-¿Le desobedecerás al destino?-preguntó Sora.
-Bien. Pero que todos cierren los ojos.-pendí.
-Bien… chicos, cierren los ojos.-dijo Sora.-Todos.
-Bien.-dijeron todos.
-Bien.-pensé al acercarme a uno de los chicos.
-Será a mí.-pensaron todos.
-Discúlpame, eres tú.-dije antes de besar a uno.
-¿Yo?-pensó al sentir el beso, al sentirlo abrió los ojos y me vio.-Haru-chan.-dijo después del beso.- ¿Realmente yo?... Veo que me ganaste en dar el primer paso.
-Pues claro, quiero que me escuchen.-dije.
-¡Paúl!-pensaron todos.- ¿Qué querías decirnos?-preguntaron sin abrir los ojos aún.
-¿Por qué no abren los ojos?-dije y luego de que los abrieran.-Quiero despedirme de ustedes, momentáneamente. Esteb, Mia, ¡qué sean muy felices!
-¿Eh?-preguntaron ellos dos.
-¿Qué aun no se dan cuenta?-preguntó Sora.-Las personas que se enredan suelen terminan así ¿No?
-¡Eh!-exclamaron todos.
-Bueno, vamos.-dijo Sora.
-Bien.-dije tomándola de la mano y desaparecimos de ahí.
Ocho meses después…
-Disculpa por llegar tan tarde. No me dejaron salir antes.-dijo Esteb.
-No te preocupes, tú decides el nombre.-dijo Mia.
-¿Qué te parece aquel?-preguntó Esteb.
-Me parece bien.-dijo Mia.
-Bien, se llamara haru.-dijo Esteb.

Fin.

sábado, 3 de mayo de 2008

Segunda vida - capitulo 3

Conociendo otras caras
3

-No, no me parece bien.-dijo Esteb.
-Pero es uno de los mejores pediatras.-dijo el jefe.
-No, debo irme, sólo estoy en practica y tengo un trabajo esperándome en casa.-dijo Esteb.
-Te pagaremos lo que sea.-dijo el jefe.
-Lo siento, debo volver a casa, adiós.-dijo y salio de la oficina del jefe.
-¿Ya nos vamos?-pregunté cuando Esteb salio del edificio.
-Si, nos vamos a casa.-dijo Esteb.
-¿A casa?-pregunté.
-Si, volveremos a mí pueblo, nos quedaremos ahí.-dijo Esteb.
-Bien.-dije.
Por el viaje de vuelta tuvimos que pasar por un bosque que parecía muy tenebroso.
-Esta muy oscuro.-dije.
-No te preocupes, es por aquí….-dijo Esteb que calló en un agujero.
-¿Esteb?-pregunté cuando sentí que llego al suelo.
-Estoy bien, bueno por ahora.-dijo Esteb.
-¿Por qué?-pregunté.
-Para poder salir tengo que pasar por un tronco, esta muy alto. Adelántate un poco.-dijo Esteb.
-Como digas, pero ni pienses en caerte.-le dije y continué caminado.
-Sólo espera un poco.-pensó Esteb, a pesar de tener buen equilibrio, cuando iba en la mitad del tronco sopló el viento con una fuerza increíble y Esteb calló.- ¡Ah!-logró sostenerse del tronco.
-¿Esteb? Cielos, tengo que bajar.-pensé, el camino se había cortado.
Al bajar me tope con que esteb estaba colgando del tronco.
-¡Esteb! aguanta, iré por ti.-dije.
-¡No! El viento es muy fuerte, tú saldrás volando, no te preocupes por mí.-dijo Esteb, pero empezó a resbalarse del tronco.-Maldición, haru-chan, perdóname.-pensó.
-¡No!-grité. Esteb quedo ensartado en unas ramas que habían abajo.- ¡Ah!-deje salir ahogadamente.
-Dis… discúl… discúlpame.-balbuceó Esteb.
Luego apareció una chica de cabello corto de color negro, con un sweater largas de color verde, un pantalón negro y zapatitos chinos color verde.
-No te preocupes, te sacare de aquí.-le susurró a Esteb.-Te dolerá un poco.
-¡Ah!-dejaba salir esteb ahogadamente al igual que yo mientras la chica lo sacaba.
-Falta poco.-dijo la chica, al sacarlo lo subió donde estaba yo y saco la botella con lagrimas de fénix y le puso unas gotas a Esteb y otras a mí.
-¿Ah? ¿Qué pasó? ¿Quien eres?-preguntó Esteb.
-Soy Mia, una parte de Haru-chan. Estoy conectada con la inteligencia y tengo el equilibrio de un gato.-dijo Mia.
-Tú nos salvaste, gracias.-dijo Esteb que se levantó con cuidado y yo también.
-Gracias.-dije.
-No es nada, ya que todos seguimos unidos dependemos de que el otro viva.-dijo Mia.
-¿Seguimos? ¿Quiere decir que podemos separarnos?-pregunté.
-Si, pero primero tiene que pasar algo de tiempo, pero creo que al final pasa algo alo para que vivamos.-dijo Mia.
-¿Y qué hay de Dark y Krad?-preguntó Esteb.
-Bueno, que se puede hacer con los gemelos, cuando Dark reconozca sus temores se separara de Krad, ese chico también paso por algo horrible cuando era pequeño.-dijo Mia.
-¿Eh?-pregunté.
-A pesar de que sólo ayas aparecido tú en carne y hueso, nosotros también fuimos personas que vivían individualmente.-dijo Mia.
-Se fusionan en un cuerpo.-observo Esteb.- ¿Pero por qué también conmigo?
-Por que pisaste en el umbral de dimensiones.-dijo Mia.
-¿Ocurrirá lo que dijo Sora?-pregunté.
-Si, lo lamentó.-dijo Mia.
-Ya veo.-dije.
-Será mejor que continúen el viaje, tengan cuidado.-dijo Mia y desapareció.
Hicimos caso a lo que nos dijo Mia.
Pero lo que realmente había querido decir Sora no era que sólo moriría…
Al volveré a casa de Esteb, este dijo que termino su práctica y empezaría a ejercer en ese lugar. Su familia estaba muy feliz, pero pronto todo cambiaria…
Mia empezó a juntarse con el muy seguido, se llevaban muy bien y eran novios.
-Vamos Esteb. Llegaras tarde.-dijo Mia.
-Si no te apresuras tú también llegaras tarde.-dijo Esteb.
-Sólo apresúrate, si no llegas a tiempo te despedirán.-dijo Mia.
-Bien, nos vemos en la tarde.-dijo dándole un besó en los labios y se fue.
-Es…Esteb.-pensó Mia y se dirigió a su trabajo unos minutos después.
-Realmente se llevan muy bien.-dijo la madre de Esteb.
-Ojala tuviera cuerpo propio.-susurré.
-¿Eh?-preguntó la madre de Esteb.
-No nada.-dije cunado tocaron la puerta.
-Voy.-dijo la madre de Esteb.
-Hola tía.-dijeron Paúl y Cloud.
-Hola, ¿vienen a buscar a Haru-chan?-preguntó la madre de Esteb.
-Si, ya es hora de ir a la escuela.-dijo Paúl.
-¡Haru-chan!-dijo la madre de Esteb.
-Voy.-dije y luego nos fuimos.
Al volver a la casa de Esteb, nos topamos con que ni él ni Mia iban a volver esa noche.
-¿Turno de noche?-pregunté.
-Si.-dijo la madre de Esteb.
-Pero no le tocaba sino hasta dentro de unos días.-dije.
-Si, a mi hermana tampoco.-dijo Paúl.
-¿Cómo? Pero si me han dicho, no será que...-pensó la madre de Esteb.-…quizás se trate de eso…
-¿De eso?-preguntó Cloud.
-¡Ah! Lo entendí.-me lamente.
-¡ah! Eso….-dijo Paúl.
-¡Niños!-dijo la madre de Esteb.
-Usted comenzó.-dijimos Paúl, Cloud y yo.
Al día siguiente…
-Ya casi son las dos, ¿donde estarán?-se preguntó la madre de Esteb.
-No podemos saberlo.-dijimos Paúl, Cloud y yo.
-¿Pasa algo?-preguntó el padre de Esteb.
-Si, hay que averiguar que hizo Esteb durante la noche.-dijo su madre.
-Ya veo, mí hermano se transformo en un hombre.-pensó su hermana
-Ya para, déjame.-dijo Esteb que estaba llegando a la casa.
-Nia… ¿Por qué debería?-dijo Mia, parecía borracha.
-De haber sabido que te ibas a poner así no te hubiera dado a beber eso.-dijo Esteb.
-No, le dio alcohol.-susurró Cloud.
-¿Eh?-preguntamos.
-Paúl jamás la ha visto después de beber, es realmente molesta, se pone como loca, se transforma en otra persona.
-¿Otra persona?-preguntamos cuando entraron.
-Hola, ya llegamos.-dijo Esteb que venia con Mia sobre el.
-Quiero beber más.-dijo Mia.
-Bájate.-dijo Esteb.
-No quiero.-dijo Mia.
-Mamá, ayúdame.-dijo Esteb.
-Si me dices la verdadera razón por la cual estuviste fuera.-dijo la madre de Esteb.
-No, se dio cuenta.-susurró Esteb.
Luego apareció Dark tocando la puerta.
-Quiero pedirle un favor al doctor.-dijo Dark.
-¿Ha dicho “pedir un favor”?-nos extrañamos todos los que lo conocíamos.
-Disculpa, ¿Quién eres?-preguntó la madre de Esteb que al verlo se impacto mucho.
-Dark.-dijo Dark mirando hacia otro lado.
-Dark, ¿Qué pasa?-preguntó Esteb cuando se quito a Mia de encima.
-Quería preguntarle algo.-dijo Dark.- ¿Podría revisarme?
-Ya veo, te diste cuenta de que estaba mal el que te cortaras.-dijo Esteb.
-¡No! Es sólo… que….-dijo Dark y luego le susurró algo al oído.
-Ya veo, no te preocupes, pasa.-dijo Esteb.-Haru-chan, ¿podrías venir?
-Sí.-respondí.- ¿Qué ocurre?
-Se esta infectando mi brazo.-dijo Dark.
-Quieres que te quite el vendaje, no se como hacerlo.-dije.
-Sólo tú puedes quitarlo, tú puedes quitarlo.-dijo Dark.
-Adelante, traeré algo de agua por si es necesario.-dijo Esteb.
-Cuando te duela dime.-dije.
-Sólo quítalo.-dijo Dark.-Si no es por mi es por Krad.
-Bien, por eso tendrás que decirme cuando te duela.-dije.
-Aquí esta el agua.-dijo esteb que volvió con su maletín y el agua.-Te va a doler.-advirtió.
Luego de que quite el vendaje me hicieron salir del cuarto.
-¿Qué le ocurre?-preguntó Paúl.
-Pronto empezará a gritar.-dije.-Tiene el brazo derecho completamente infectado.
-¿Eh? ¿Cómo le han quitado el vendaje?-preguntó Paúl.
-Yo se lo quite.-dije.-Fue difícil, debe de llevar mucho tiempo con ese vendaje.
-Ya veo, como eres suave con eso...-dijo la madre de Esteb.
-Realmente me preocupa, ¿lo hará por su hermana?-preguntó Cloud.
-No me extrañaría, dijo que si no era por él era por ella.-dije.
-¡Ah!-gritó Dark.
-Es sólo un pinchazo.-dijo Esteb.
-Odio las agujas.-dijo Dark.
-Si no te quedas quieto te dejo el brazo tal cual esta.-dijo Esteb.
-Bien.-dijo Dark.
-¿Todo el brazo infectado?-preguntó Paúl.
-Si.-dije.
-De todas formas se lo merece por estar cortándose todo el tiempo.-dijo Cloud.
-De todas formas deberías pensar en lo que siente Krad.-dijo Paúl.
-¿Quién es Krad?-preguntó la hermana de Esteb.
-Es la gemela de Dark.-dijo Cloud.
-¿Gemelos? ¿Dónde esta su hermana?-preguntó la madre de Esteb.
-Debe estar escondiéndose en alguna parte.-dijo Paúl.
-¿Cómo?-preguntó la hermana de Esteb.
-Tiene miedo.-dijo Cloud.-Cuando eran pequeños tuvieron una mala experiencia, sobre todo Dark.
-Siento asco de mi mismo.-dijo Dark.
-¿Por qué?-preguntó Esteb.
-Por algo que paso hace tiempo.-dijo Dark.-Esa persona dijo que estaba sucio, nunca iba a poder limpiar eso…
-Se corta desde después de que lo violentaron mientras defendía a su hermana.-dijo Paúl.
-Fue algo realmente triste. Ella lo vio todo mientras se escondía y cuando cumplieron quince años obtuvieron un poder con el cual pueden esconderse dentro del cuerpo del otro y salir cuando sea necesario.-dije.-Me da lastima. Todavía no se da cuenta de lo que realmente cuenta en este momento.
-No me soporto, hice que ella viera eso… mi hermana, que ahora forma parte de mi cuerpo.-dijo Dark.
-¿Te sientes mejor al decirlo?-preguntó Esteb.
-Hace que me sienta peor.-dijo Dark.
-Quien lo diría, hasta te puse todas las inyecciones y no te diste cuenta.-dijo Esteb que le estaba vendando el brazo.-Deja de cortarte, tú estas limpio.
-Gracias, realmente…-dijo Dark que abrazó a Esteb, no se soltó por un largo rato.-A Krad le alegrara esto.
-De todas formas ella tenia razón, aún son niños.-pensó Esteb que salio de la habitación seguido por Dark, por cierto, también utilizo las lagrimas de fénix para curar el resto de las heridas, las infecciones y enfermedades no se pueden curar con eso.
-Mira nada más, así te ves mejor.-dije cuando Dark dejo de esconderse tras Esteb.
-Mm…-dijo Dark cuando cambio por Krad.-A mí también me parece, gracias señor Esteb.-dijo Krad.
-No es nada, cuídense ¿Bien?-dijo Esteb.
-Si.-dijo Krad que salio de la casa.
-¿Cumplirá con dejar de cortarse?-preguntó Esteb.
-Ojala que si.-dije.
-¿Son amigos de la escuela?-peguntó la madre de Esteb.
-Sí.-dijimos a coro.
-Realmente son buenos amigos.-pensó la adre de Esteb.
-Pero a veces es muy peligroso quedarse con Dark.-dije.
-Bueno, si tiene un trauma así es bastante lógico, me gustaría hablar con él.-dijo la madre de Esteb.
-¿No que te retiraste?-dijeron sus hijos.
-Sigo siendo la mejor psicóloga que hay en esta zona.-dijo la madre de Esteb.
-Bien, iré a buscarlos.-dije y fui “tras” Krad.

miércoles, 23 de abril de 2008

Segunda vida - capitulo 2

Un año más
2

-Volveré pronto, no salgas.-dijo Esteb.
-Si.-respondí.
-¿Cuánto tiempo más piensa dejarte sola?-preguntó Paúl que apareció nuevamente.
-Hasta que termine su trabajo.-dije.-A pasado tiempo desde la ultima vez que te vi.
-Lo único que el quiere es verte vestida así.-dijo Paúl.
-No lo sabes todo.-dije.-Yo escogí este vestido. No será que estas celoso.
-¿Por que debería estarlo?-preguntó paúl muy enrojecido.
-Por que a ti no te cambia la ropa.-dije.-Siempre estas igual.
-Aun que quisiera no puedo cambiar de vestimenta.-dijo Paúl.
-¿Por qué?-pregunté.
-Eso no importa.-dijo Paúl.
-Quiero saber, quiero saber, quiero saber.-dije.
-No.-dijo Paúl.
Afligida me cruce de brazos, mire a otro lado y luego pregunté.
-¿Para que viniste? No creo que sea sólo para verme.-dije.
-Tienes razón, no es sólo para verte. Vine a advertirte de algo.-dijo Paúl.
-¿Advertirme?-pregunté.
-Hoy vendrá un extraño, no habrás la puerta por completo, sólo asómate un poco y que sea breve.-dijo Paúl.-Si pasa algo malo vendré a protegerte.
-Bien.-dije y Paúl desapareció.-Un hombre.-susurré.
Luego de unas horas llego ese hombre, hice lo que Paúl me dijo, seguí las instrucciones al pie de la letra, pero ese hombre era muy insistente y tocaba la puerta sin parar.
-¿Qué es lo que quiere? Ya tome el mensaje, no tiene por que seguir molestando.-dije luego de ponerle seguro a la puerta.
-Déjame entrar.-decía el hombre.
-¿Por qué debería?-pregunté.
-Si no lo haces entrare a la fuerza.-dijo el hombre.
-Sólo atrévete y veras.-dije.-No debería provocarlo.-pensé.
-Tú lo pediste.-dijo el hombre que trato de derribar la puerta, lastima que puse una pequeña trinchera con un par de muebles.
Al ver que no podía derribarla, saco un arma y empezó a dispararle a la puerta.
-¡Ah!-grite.
En el hospital.
-No se pro que, pero tengo un mal presentimiento, me apresuraré pera llegar pronto al apartamento.-pensó Esteb. Luego salio al pasillo para hacer entrar al siguiente paciente, pero el salón de espera estaba lleno sólo para el.-No.-se lamento.
En el edificio en el que estaba ocurriendo “un acto terrorista”.
-Hay dos niños atrapados dentro.-dijo un oficial.
-Prepárate Haru.-dijo Paúl.
-¿Realmente saltaremos?-pregunte un tanto preocupada.
-Claro que si, yo soy el alocado que te salvará, bueno, ¡Vamos!-grito Paúl que se tiro por la ventana.
-¡Ah!-grite.
-Vuelta mortal triple.-dijo Paúl.
-¿Qué….?-pregunte cuando se dio tres vueltas en el aire y aterrizó sobre un puesto de telas.
-¿Ah? Los niños ya están a salvo, lo único que queda es el edificio.-dijo el oficial.
-¡Lo logre!-dijo Paúl.
¿Están bien?-preguntó uno de los oficiales que se acerco.
-Sinceramente no se si era peor estar dentro o casi haber muerto en ese salto.-susurré.
-Claro que si, si no fuera así estaríamos gritando desesperadamente.-dijo Paúl.
En el hospital.
-Doctor, nos acaban de avisar que el apartamento en el que se hospedaba con su hija esta siendo tomado por un terrorista y que su hija salió del edificio gracias a que un chico igualito a ella la saco con un triple salto mortal.-dijo la enfermera.
-¿Qué? No tengo hija… ¡¿Un triple salto mortal?!-exclamó Esteb.
-No es su hija, ¿no me dirá que la secuestro?-dijo la enfermera.
-¿Cómo se le ocurre eso?-preguntó Esteb.
-Estoy loca, es sólo por eso que soy tan paranoica.-dijo la enfermera.
-Ya veo por que me dieron este trabajo temporal.-dijo Esteb.
Cuando Esteb volvió del trabajo temporal, se encontró con Haru y Paúl que estaban tomando un helado que les regalo uno de los oficiales.
-Hola.-dijo Paúl muy animado.
-Hola.-dije yo algo más suave.
-Me entere de lo que paso y tan pronto pude vine, ¿ya sacaron al terrorista?-preguntó Esteb.
-Si.-dijimos yo y Paúl.
-¿Por que tardaste tanto?-pregunté.
-Por que no me dejaron salir hasta terminar con todos los pacientes y por miedo a toparme con una enfermera loca que trabaja ahí.-dijo Esteb.
-¿Loca?-preguntó Paúl.
-Si.-dijo Esteb.
-Los adultos suelen mentir con respecto a las mujeres.-dijo Paúl con un tono malvado y desafiante.
-Y lo dice el loco del grupo.-pensé.
-Te oí.-dijo Paúl.
-No te metas en mi cabeza.-dije.
-¿Cómo es que se pelean siendo la misma persona?-se preguntó Esteb.
-Por cierto, sobre el apartamento.-dije.
-Simplemente digamos que no es buena idea entrar.-dijo Paúl.
-Y olvídate de lo que estaba cerca de la entrada.-dije.
-¿Qué paso exactamente?-preguntó Esteb.
-Bueno…-dijimos Paúl y yo.
Luego de un rato.
-¿Cómo se supone que aremos para dormir?-se preguntó Esteb, que veía ir y venir a los oficiales buscando evidencia en el apartamento.
-Quiero más.-dije extendiendo el plato.
-¿Cómo le haces para estar tan tranquila?-preguntó Esteb.
-Después de casi quedar agujereada por balas y casi morir en un triple salto mortal nada es tan molesto.-dije.
-Bueno.-dijo Esteb.-Mañana iras conmigo al trabajo.
-Bien.-dije.
Al día siguiente.
-La limpieza, supongo que no importa, pero dijo que sólo lo acompañaría.-susurré.
-¿Dijiste algo?-dijo la jefa de la limpieza.
-No.-dije.
-Realmente te estas lamentando por este trabajo, sin nosotros el sistema del hospital no funciona, nosotros somos los encargados de dejar todo estéril y las herramientas desinfectadas hasta alcanzar su máxima pureza, haces un mejor trabajo que esos que se creen dioses.-dijo la jefa.
-Pero, ganamos menos y nuestro trabajo es más importante. Además no todos son como dice, esteb es muy bueno.-dije.
-¿Tú novio es doctor?-preguntó la jefa.
-No, sólo es que yo vivo con, viajo con el y… y…-dije.
-¿Esta conectado a tu alma?-preguntó la jefa.
-Si.-dije.
-Cuando se desconecten lo más seguro es que te deje.-dijo la jefa.
-¿Eh? El no aria eso, por que si lo hace lo mato.-dije algo enojada.-Además soy sólo una niña.
-El trabajo infantil esta permitido cuando nos quedamos cuidándolos así que muévete de una vez o no almorzarás.-dijo la jefa que se fue a limpiar otro sector.
-Que mala es.-dije para mis adentros.
-Me creyó, que ingenua es.-pensó la jefa.
-Como si fuera a creerle, pero este sitio apesta así que lo dejare reluciente.-pensé.
Mientras tanto.
-Tienes que comer cosas livianas y no hagas ejercicio hasta que te sientas mejor.-dijo Esteb.
-Si.-dijo una niñita.
-Déjela dos semanas en reposo y estará bien.-dijo Esteb a la madre de la niña.
Volviendo a lo de antes.
-¡Cuidado!-dijo un para medico que paso por el pasillo con una camilla.
-Casi me atropellan.-susurré.- ¡Ah! Y yo que acababa de limpiarlo.-me lamente al ver las marcas de las ruedas de la camilla en el piso.
-Niña, y es hora de comer.-dijo la jefa.
-Si.-dije mientras terminaba de trapear.
-Valla, lo dejaste más reluciente que nunca, ojala no te fueras nunca.-dijo la jefa.
-No bromee de esa forma.-dije.
-Vamos, es la verdad.-dijo la jefa.
-¡Cuidado!-dijo uno de los que llevaba una camilla.
-¡No! Otra vez lo ensuciaron.-dije con desilusión.
-Déjalo, en el descanso no se trabaja.-dijo la jefa.
Mientras que Esteb.
-…y bebé muchos líquidos.-dijo Esteb.
-Si.-dijo su paciente que salio del consultorio.
-Dos pacientes más y podré ir a comer.-pensó Esteb cuando apareció la enfermera loca.
-Me asegurare de no coma mientras hayan pacientes fuera de su consulta.-dijo la enfermera loca.
-Pero si también tengo que comer…-dijo Esteb cuando se percató de que la enfermera se había ido.- ¡Demonios!-pensó.
-¿Entonces… sólo ayudare cuando venga?-pregunte.
-Si, pero tendrás que empezar a hablar un poco más alto y mirar a la cara a los demás, intégrate.-dijo la jefa.
-Si.-dije.
-Respondes muy monótonamente.-dijo la jefa.
-Eso no es verdad.-dijo con algo más de “entusiasmo”.
-Así esta mejor.-dijo la jefa.
Ya era casi hora de retirarse.
-Ve al consultorio de la derecha al final del pasillo y espera a que salga.-dijo la jefa.
-Si.-dije.
-¿Por que tienes que esperarlo?-preguntó Paúl en mi cabeza.
-Por que el tiene las llaves del apartamento y por que no se volver sola.-dije en mi mente.
-Como sea, cuidado con la enfermera, es un tanto molesta.-dijo Paúl.
-¿Eh? ¿Cómo sabes eso?-pregunte.
-La he estado observando.-dijo Paúl.
-Realmente me sorprendes.-dije.
Al llegar a la consulta de Esteb espere a que saliera el último paciente y salude a Esteb.
-Dame un segundo, ya saldré.-dijo Esteb.
-Si.-dije.
Luego de un minuto.
-Bien, ya podremos volver a casa.-dijo Esteb.
-Si…-dije cuando apareció la enfermera loca.
-Esta es la niña que “secuestró”.-dijo la enfermera loca maliciosamente.
-¿Secuestro? ¿De que esta hablando?-pregunté.-Bueno, vamos.-dije tirando a esteb del brazo.
-Ustedes no son parientes, investigue sobre sus identidades y tú no existes.-dijo la enfermera loca estorbando el camino.
-Si existo, puede que no antes, pero ahora si.-dije.
-Déjanos irnos de una vez.-dijo Esteb.-Adiós.
En el apartamento.
-¿Qué hiciste durante todo el día?-preguntó Esteb.
-Estuve limpiando.-dije.-Fue aburrido.
-¿Pudiste comer?-preguntó Esteb.
-Si.-respondí.- ¿Tú no?
-No, esa enfermera no me dejo comer.-dijo Esteb.
-Pues te preparare algo.-dije.
-Por cierto, nos iremos en un par de día.-dijo Esteb.
-Si.-respondí.
Cuando nos fuimos tuvimos que pasar por muchas montañas, y al tercer día desperté con orejas y cola de gato montes.
-¿Eh? También soy un gato.-pensé cuando me mire en un charco de agua.
-Que bien dormí.-dijo Esteb cuando salio del refugio.-Ga… gato.-dijo al verme.
-Miau.-respondí.
-¡Quien lo hubiera imaginado!-dijo en broma.
-Pesado.-dije.
-¿Qué cosa nueva puedes hacer?-preguntó.
-¿Como quieres que lo sepa si acabo de despertar?-dije.
-No lo sé, quizás mi método sea un poco cruel, pero a mi me lo hicieron así.-dijo esteb, que me tomo y me tiro por el cerro abajo.
-¡Quia!-grite, pero Paúl y otro más aparecieron de la nada, con orejitas y cola también, nos dimos impulsó y nos aferramos a una rama que sobresalía.-¡Idiota!-le grite cuando estuvimos a salvó.
-Inepto.-dijo Paúl.
-Hijo de…-dijo dijo el otro chico. Era de aspecto pálido, tenia el pelo plateado peinado en piquitos con dos mechitas colgando al frente de la cara, estaba vestido de negro y tenia los brazos y el cuello con vendas manchadas de rojo.-Soy Dark.-dijo luego de un rato.
-¿A qué se deben las vendas?-preguntó Paúl.
-Cubren las heridas que me hago cada vez que ago algo malo.-dijo Dark.
-¿Eres masoquista?-le preguntó Esteb.
-Me gusta la sensación, pero no me corto, simplemente aparecen.-dijo Dark, luego se transformo en una chica, se veía tímida y estaba llorando.-eso es mentira, no me agrada la sensación y el nunca para de cortarse, duele mucho. Además Dark es muy peligroso y siempre miente, jamás te quedes sola con él. Por cierto, yo soy Krad, lamentos y tristeza.
-¿Ah? No entiendo que pasó aquí.-dije.
-Yo tampoco.-dijeron Esteb y Paúl.
Resulto ser que Krad era la parte buena de Dark, por los nombres se notaba que eran el contrario. Uno es mentiroso y se hace el fuerte, el otro es sincero y débil.
-¿Cuántos cortes son en total?-preguntó Esteb.
-Muchos.-dijo Krad.-No sólo en los brazos y el cuello, también en el estomago y las piernas.
-¿Me dejarías examinarte?-preguntó esteb.
-Lo siento, pero eso será imposible, no puedo quitarme nada de lo que llevo.-dijo Krad.
-¿Por qué?-preguntó esteb.
-Nosotros no podemos quitarnos la ropa, forma parte de nosotros.-dijo Paúl.
-¿Es algo así como la armadura de Haru-chan?-preguntó Esteb.
-Sí.-respondió Krad, luego se transformo en Dark.
-¿Qué cosas les dijo?-preguntó Dark.
-Que en realidad si te haces daño.-dije.
-No, es desesperación, trato de quitarme las vendas y me corto.-dijo Dark.-Pero… al sentir esa cesación no puedo controlarme y continuo cortando.-dijo poniendo cara de maniático.
Luego se fueron, nosotros comimos y continuamos viajando. Dos osos pardos nos atacaron y luego de huir me di cuenta de que me había separado de Esteb.
-Demonios.-pensé y comencé a caminar en la dirección que creí correcta.
Ya estaba oscureciendo cuando Dark volvió a aparecer, estaba junto a un río.
-Dark, ¿Vas a ayudarme?-pregunté.
-No, no tengo ganas.-dijo Dark.
-¿He? ¿Entonces por qué apareciste?-pregunté algo desilusionada.
-Por que…-dijo acercándose a mí.
-¿Por qué?-pregunté.
-Por que yo…-dijo empujándome al río.
-¡Ah!-grite al caer.-Esta fría. ¿Por qué hiciste eso?
-Tonta, atrápame si puedes.-dijo Dark, que al lanzarme tomo mi bolso y salio huyendo.
-Devuélveme mis cosas.-grite cuando salí tras él.
Se escondió muy bien, era casi de noche y por todo el rato que llevaba mojada me dio un resfriado.
-Así no puedo secarme.-pensé mientras jadeaba ya que se me hacia difícil respirar y apareció el oso nuevamente.
-Agáchate.-dijo Dark tomándome de la espalda y cubriendo mi boca. En ese momento trate de soltarme ya que no podía respirar.-No hagas ruido, nos escuchara.-dijo mientras huíamos.
-Por poco y me asfixias.-dije mientras tocia al correr.
-¿Eh? ¿Te sientes mal?-preguntó poniendo su mano en mi frente.
-Es por que me lanzaste al agua, en todo este rato no he podido secarme.-dije, estaba tiritando.
-Metí la pata.-pensó.-Tienes fiebre.-dijo.
-Me lo imagine, devuélveme mis cosas.-dije arrebatándoselas.-Me cambiare de ropa, no espíes.
-No tengo por que mirar a alguien que veo todo el tiempo cambiándose de ropa…-dijo Dark que fue interrumpido por un golpe que le dio en la cara y lo dejo contra un árbol dos metros más atrás.
-¡Mirón degenerado, perfectamente podrías no mirar!-grite.
Al voltear me encontré con que estábamos en un lugar en el que había termas, creo que no olía bien, pero no podía sentir ningún aroma.
-No es mi intención, pero de todas formas me lo merecía, por cierto, cuando tu te quitas la ropa a nosotros también nos la estas quitando.-dijo Dark.
-¿También?-pregunte.
-Sí.-respondió Dark.
-¿Como se si puedo creerte?-pregunté.
-Has la prueba.-dijo Dark.
-Bueno, supongo que no hay problema por que llevo el traje de baño, pero me da vergüenza quitarme lo demás frente a él.-pensé.-Olvídalo.-dije y me fui a meter en una de las termas, luego se acercó Dark.
Al igual que yo llevaba un traje de baño y también se metió en la terma, pero tenía los vendajes puestos.
-No miento todo el tiempo.-dijo Dark.
-Disculpa por no creerte.-dije.
-Not problem.-dijo Dark.
-No hay problema… significa eso, pero no se como lo supe.-susurre.
-Eso es por que no puedes recordarlo, eso lo aprendiste en tu vida anterior, se llama ingles.-dijo Dark.-Por cierto, te ves bonita con poca ropa.
-Te golpeare otra vez.-dije amenazante.
-Fue un cumplido.-dijo Dark.
-Uno que diría un pervertido.-dije.
-No digas eso, a ti te gustaba pensar de esta forma.-dijo Dark tomándome de los hombros.
-Suéltame, me haces daño.-dije mientras forcejeaba.
-Siempre fuiste así, y ahora lo niegas, te arrepentirás de lo que dices.-dijo Dark poniendo cara de maniático nuevamente.
-¡Déjala!-dijo Paúl que apareció a mi lado y golpeo a Dark, también llevaba traje de baño.-Idiota, si le pones un solo dedo encima, te juro que te daré tu merecido
-A una persona a la que le gusta que le hagan daño no le afectan estos castigos.-dijo Dark que se transformo en Krad.-Duele.
-Disculpa, olvide que tú sientes…-dijo Paúl.
-¿Te encuentras bien?-pregunte.
-Sí.-respondió Krad.-Pero es más importante el como te encuentras tú.
-Estoy bien, excepto por el resfriado, pero no te preocupes.-dije.-Ese corte no lo tenias ayer.
-Este, es por lo que acaba de ocurrir.-dijo Krad cubriendo el vendaje.
-No me parece que la culpa se manifieste de esa forma.-pensé.
-Ya se a oscurecido, creo que deberíamos buscar donde pasar la noche.-dijo Paúl.
-Si.-dijimos Krad y yo.
Rápidamente me cambie de ropa y buscamos donde pasar la noche, al día siguiente buscaríamos a Esteb.
-Miren, ahí.-dijo Krad.
-No veo nada.-dijimos Paúl y yo.
-Aquí.-dijo tirándonos de las manos.
Nos llevo hasta una cueva que se encontraba entre los matorrales y que se veía con dificultad, pera entrar tuvimos que cortar algunas ramas y luego recolectamos leña. Una vez encendido el fuego pudimos ver donde estábamos.
-Es bastante grande.-dije.
-Si, ¿Cómo fue que viste donde estaba?-preguntó Paúl.
-Ojos de gato.-dijo Krad.-Hay que sacar provecho, tú tienes agilidad (apuntándome), tú fuerza (apuntando a Paúl), yo y Dark tenemos visión nocturna, por hay debe estar el olfato y el equilibrio.
-¿Entonces las habilidades felinas se han dividido en cada uno de nosotros?-pregunté.
-Si.-dijo Krad.
-¿Qué comeremos?-preguntó Paúl.
-Tengo unos sándwich en mi viso.-dije, deje el bolso en el suelo y empecé a buscarlos, por todo lo que paso quedo en el fondo del bolso.-Aquí están ¿He? Falta uno.
-Disculpa, creo que Dark se lo comió.-dijo Krad.
-No importa, tengan.-dije.
-Gracias.-dijeron Paúl y Krad.
-¿Están buenos?-pregunté.
-Si.-dijeron Paúl y Krad.
-¿Honto?-pregunté.
-Hai.-dijeron ellos.
-¡¿Eh?!-dijimos a coro.
-¿Qué ha sido lo que acabamos de decir?-pregunté.
-No estoy seguro, pero creo que dijiste “¿de verdad?” y nosotros respondimos “si”.
-¿Cómo es que ocurre esto?-pregunté.
-Quien sabe.-dijo Paúl.
Todos reímos, luego empezó a nevar.
-¿Nieve en esta época del año?-se extraño Krad.
-¿Sabes?, no importa la época del año, puede nevar cuando sea.-dije.
-Como sea, ahora hará más frió.-dijo Paúl.-Tendremos que dormir juntos para que no nos congelemos.
-Juntos.-resonó dentro de Krad y yo.
-Vamos, no es para tanto.-dijo Paúl.
Al día siguiente.
-Ya es de día.-pensó Paúl, se levantó silenciosamente y salio de la cueva.-¡Ah! La nieve se ve muy brillante.-dijo cubriéndose los ojos.
-¡Haru-chan! ¡Haru-chan!-gritaba Esteb que estaba buscándome.
-¡Hey!-exclamó Paúl.- ¡Estamos aquí!
-Demonios, por que no los encontraba no pude ni dormir.-dijo cuando llego donde Paúl.
-¿Realmente? ¿Dónde estabas?-preguntó Paúl.
-Al otro lado de la montaña.-dijo Esteb.- ¿Dónde esta Haru-chan?
-Esta durmiendo en la cueva junto con Krad.-respondió Paúl.
-¡Ah!-dejo salir Esteb, cuando…
-¡Ah! ¡¿Qué estas haciendo?!-exclamé. Krad estaba acomodándose sobre mi.-No soy un cojín en el que puedes acomodarte.
-Disculpa, es que estaba tan cómoda.-dijo Krad.
-¿Qué fue eso?-preguntó Paúl que estaba rojo cuando entro.
-Me arañaste.-dije antes de notar que había hablado.
-Discúlpame.-dijo krad.- ¿Eh? Buenos días.
-¿Ah? Hola, Esteb, ¿cómo estas?-pregunté.
-Bien, pero concuerdo con Paúl. ¿Qué pasó?, ¿a qué se debe el gritó?-preguntó Esteb que también estaba rojo.
-¿Eh? ¿Qué cosa están pensando?-preguntó Krad poniéndose roja también.
-¿Cómo piensas eso?-dije furiosa y también estaba roja.-Tú sientes lo mismo que yo, así que debiste darte cuenta de que me rasguño.
-¿Ah? Eso…-dijo esteb.-discúlpame por pensar de forma errada.
-¿Me cree capas de hacer algo así? Yo sólo lo he pensado…-pensé.
-¡¿Entonces si se te a pasado por la cabeza?!-exclamó krad.
-¡Por lo menos quédate callada como Paúl!-grite y me tape la boca de golpe.-Yo… ¿por que dije eso…?
-No es posible.-susurró Paúl que estaba con los ojos en espiral.-Yo pienso más inocentemente que una chica.
-¿Qué cosas se le pasan por la cabeza?-preguntó Esteb.
-No nos conectamos en esa parte.-dijo Paúl.-Como sea, ¿dónde debemos ir?
-Tenemos que llegara a una ciudad a unos días de aquí, debemos volver un poco más atrás para continuar por el camino adecuado.-dijo Esteb.
-Pues andando.-dijo Krad.
Luego de unas horas.
-Frío, frío, frío.-pensaba.
-Definitivamente se resfrió.-dijo Esteb.
-Vestiré a ese tonto de rosa.-pensó Krad.
-Frío, frío, frío.-pensaba.
-Disculpa, si hubiera aparecido antes esto no hubiera ocurrido.-dijo Krad.
-A mí también, no debí dejarlas sola con ese tipo.-dijo Paúl.
No, no es eso, es sólo el recordó de su parte muerta.-dijo una chica que apareció.-Soy Sora, aparente inocencia.
-¿Quién eres?-preguntó Esteb.
-Deja que se queme, de ese modo llego, de ese modo se ira.-dijo Sora.
-Pero que estas diciendo, eso ocurrirá después, deja de mezclar los tiempos.-dijo un niño que se colgó del cuello de Paúl.
-Pesas.-dijo Paúl.
-Hola, soy Clowd.-dijo el niño.-Somos otras de las personalidades de Haru-chan, donde esta Dark, aún no se separa de Krad.
-No.-dijo Krad.
-Qué mal, si estuviera separado lo golpearía con todas mis fuerzas.-dijo Sora con una sonrisa de oreja a oreja.
-Vamos, que tan fuerte p…-dijo esteb cuando Sora golpeo la pared de la cueva y dejo un agujero sin que se deslizara la tierra.
-Así de fuerte, igual que Haru-chan.-dijo Sora.
-¿Haru-chan golpea tan fuerte?-preguntó Esteb.
-Si, una vez golpeo a un borracho que se sobrepaso con ella y… simplemente digamos que parece otra persona.-dijo Sora.
-No sabía eso.-dijo Paúl seguido por Krad y Esteb.
-Claro que no, yo estoy conectada a esa parte de su cerebro, se todo lo que tú no sabes.-dijo Sora.
-Y yo estoy conectado a su mundo feliz, todo es gracioso y a veces súper deforme, abran notado que le cuesta concentrarte y consecutivamente dice “concéntrate en lo que haces”.-dijo Clowd.
-Pero todavía falta la personalidad que esta conectada a su inteligencia, sólo para definiciones, su lado artístico y ecuaciones simples con números.-dijo Krad.
-Eres bastante observadora, por cierto, Dark tiene un pequeño trastorno, por eso es agresivo.-dijo Sora.
-¿Cada uno sabe más del otro?-preguntó Paúl.
-No, sólo ella y Mia.-dijo Clowd.
-Bájate.-dijo Paúl.
-No quiero.-dijo Clowd.
-Por eso odio a los niños… ¡Bájate!-gritó Paúl.
-Te tirare las orejas.-dijo Clowd.
-Está bien, quédate todo el tiempo que quieras.-dijo Paúl.
-¡Ah! ¡Qué lindo!-dijo Clowd que se metió en “sus” pensamientos y puso una cara de dormido.
-No se por que, pero ahora se hace agradable tenerlo sobre mi.-dijo Paúl que estaba a punto de quedarse dormido.
-El sueño de gato, se transmite tan rápido.-dijo Esteb, luego de un rato todos estaban durmiendo.
-Frío…-susurré antes de acomodarme entre ellos y dormirme.
Luego de un rato.
-¿Qué hora es?-preguntó esteb al despertar y me miro, todos habían desaparecido.-Ya, hay que continuar caminando.-dijo despertándome.
-Cinco minutos más.-dije.
-Oye, tenemos que irnos.-dijo Esteb.
-Ya, ya.-dije.
Luego de una larga caminata en la nieve nos detuvimos para comer.
Hay algo que no entiendo.-dije.
-¿Qué?-preguntó esteb.
-¿Por qué a pesar de llevar poca ropa no sentimos frío?-pregunté.-Sólo lo hemos sentido durante la noche y cuando llueve.
-Ahora que lo dices, desde que llegaste a este mundo la nieve no me causa frío.-dijo Esteb.
-Será por que…-pensé tristemente.
-Murió rodeada de fuego.-pensó Esteb con tristeza.-Esa chica, Sora, dijo que llegaste del fuego y por el fuego te iras, ¿Qué querrá decir con eso?
-Quiere decir que moriré rodeada de llamas nuevamente.-dije.-Me causa miedo, no quiero que vuelva a ocurrir algo así.
-Sólo recordar tú muerte. Debe ser algo muy triste.-pensó Esteb.

martes, 1 de abril de 2008

Segunda vida - capitulo 1

Un sueño

Era una noche cualquiera, un incendio y cambio todo, nadie escucho nada, una barrera impedía escuchar pero no la luz.
-No hay nadie.-decía la gente.
-No puedo respirar.-pensé.
-Despierta.-dijo una voz.
-¿Quien es?-pregunte, mientras trataba de abrir los ojos.
-Una persona que te llevara a la siguiente dimensión.-dijo el hombre que vi, aun que de forma borrosa.- ¡Oye! No te mueras aun, en el siguiente mundo serás como una ayudante de héroe y despertaras en un montón de paja, puede que me tarde en encontrarte. ¡Oye! Tendrás que esperar y mejor cúbrete con cualquier cosa que aya por ahí.
Luego desperté en ese montón de paja y estaba con algo similar a un traje que casi parecía parte de mi piel, era muy ajustado y empezó a llover.
-Dijo que le esperara y esta enfriando mucho.-pensé, estando cubierta con un trapo que estaba por ahí.-Ahora que lo pienso, quizás sólo fue un sueño, pero ocurrió todo lo que dijo, sólo soy una niña.
-¡Oye! ¿Te hice esperar mucho?-preguntó el chico.
-Mejor pregunta si estoy azul o no.-dije.
-Vamos, agradece que te traje algo.-dijo entregándome un paquete.-Pero será mejor que lo abras bajo un árbol.
-Mj.-asentí.
Al ver lo que había en el paquete sólo puede decir gracias, se trataba de ropa.
-Póntelo sobre lo que tienes puesto, claro después de secarte.-dijo el chico.
-Esto, ¿cómo te llamas?-le pregunté.
-Esteban ¿Y tú?-preguntó.
-Paula.-dije mientras me ponía una falda que había en el paquete.- ¿Qué es este traje que tengo puesto?
-Es como una segunda piel, casi como una armadura, luego de que te pongas eso no volverá a verse, se hará invisible.-dijo Esteban.
-Bien, ¿cómo se pone esto?-pregunte.
-Como un cinturón y las mangas tienes que sostenerlas con las tiras que cuelgan de la camiseta.-dijo Esteban.
-Bien.-dije luego de ponérmelos.- ¿Ahora qué?
-Vamos a cualquier parte.-dijo Esteban, que me tomo de la mano y empezamos a caminar.
-¿Por qué estoy aquí?-le pregunte.
-Por que en tu mundo ya no existes.-dijo Esteban.
-¿Por qué viniste por mi?-pregunte.
-No lo sé, una fuerza mayor me lo dijo.-dijo Esteban.
El viaje fue muy divertido, pasamos por campos, bosques, desiertos y montañas. Esteban era como el hermano mayor perfecto, sólo que no lo era. Un día pasamos por un pueblo, nos hospedamos y salimos, pero había demasiada gente y nos separamos accidentalmente.
-¿Donde estas, Esteban? ¿Esteban?-preguntaba mientras me encaminaba hacia el hotel, pero alguien oyó mis gritos, no era Esteban, era un hombre que estaba ebrio y se comportaba de modo extraño.
-Hola preciosa, ¿estas perdida? ¿Quieres que te acompañe?-preguntó el hombre con u tono aterrante y me agarro del hombro.
-¡Suéltame!-grite y sin darme cuenta le di un patada y salí corriendo.
Justo después llegue a la calle principal y encontré a Esteban que estaba preguntando por mí.
-Esteban.-dije cuando lo vi y no pude evitar llorar.
-Paula, ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado.-dijo Esteban.
-No se donde estaba, tenía miedo.-dije y lo abracé.
-Vamos, ya tienes catorce años, no te comportes como una niña.-dijo Esteban, aunque más para él, ya que también estaba como yo.
Una vez de vuelta en el hotel, no dejaba de abrazarme, era como si estuviera a punto de perder un tesoro muy importante para el, como si su vida dependiera de ello. Me costo convencerlo de que me soltara ya que quería dormir.
-Vamos, tengo que dormir y no dejare que duermas conmigo.-le dije.
-En eso tienes razón.-dijo y finalmente me soltó.
-Gracias, que duermas bien.-dije y me fui.
En ese lugar se hacia mucho ruido y no podía dormir. Al día siguiente ambos despertamos con unas ojeras realmente cargadas y nos tomamos una siesta al salir de ese pueblo.
-No volvamos a ese lugar.-dijo Esteban.
-Estoy completamente de acuerdo.-dije yo.
-Será mejor que sigamos caminando.-dijo Esteban.
-¿Por qué no me querías soltar?-pregunte.
-Por temor a perderte, cuando nos dan la tarea de cuidar a una persona recién llegada, nuestra vida se funde con la de esa persona.-dijo Esteban.
-¿Qué?-pregunte algo alarmado.
-Me refiero a que si te hieren o mueres aquí, yo también sufriré los daños y a mi también me ocurriría.-dijo Esteban.
-Entonces, ¿lo haces para no salir lastimado?-pregunte.
-No, no sólo por eso… ¡Mejor olvídalo!-dijo Esteban que se puso rojo.
-Estas rojo.-susurre.
-No es verdad.-dijo Esteban.
-Gracias por preocuparte.-dije y le di un abrazo.
-La verdad esperaba un besó, pero supongo que a las chicas de su edad eso es sólo para la persona que aman.-pensó Esteban.
-Ya, vamos.-dije.
Luego de unas horas, ya estábamos bastante alejados del pueblo anterior y estaba oscureciendo. Estábamos buscando un buen lugar para acampar cuando nos topamos con unas artistas ambulantes, sólo eran mujeres y no se comportaron muy amistosamente al ver a Esteban.
-Ah, ¿Qué quieren?-pregunto una de las chicas.
-Nada, sólo pasábamos por aquí.-dijo Esteban.
Esto hizo que se molestaran más.
-Pues lárgate de una vez.-dijo otra chica.
-Que comportamiento tan molesto.-susurre.
-Aun que deberás dejar a la chica.-dijo otra chica.
-¿Por qué tendría que quedarme con gente tan desagradable?-pregunte.
-Paula, será mejor que simplemente nos vallamos a buscar otro lugar donde acampar, no tienes por que ser tan grosera.-dijo Esteban.
-¿Qué no oyen? dije que la niña se queda.-dijo nuevamente la chica.
-¿Y tu no oíste que no me quedare con gente tan desagradable como ustedes?-dije.
-Ya deja la discusión, vamos.-dijo Esteban, me tomó de la mano y cuando dio un paso una de las mujeres salto frente a el y tenia una gran vara de metal en las manos.
-Ella se queda.-dijo.
-No.-dijo Esteban.
-Ya veras.-dijo la chica, lanzó un golpe con la vara, pero Esteban lo esquivo.
-Por poco.-susurro Esteban.- ¿Tú estas bien?
-Si.-dije, cuando alguien me tomo del brazo y le di una buena patada, claro que sin pensarlo.
-Bien hecho.-dijo Esteban, que le quito la vara a la chica.
-¡Chicas!-dijo la mujer a la que Esteban arrebato la vara.
Se tiraron sobre nosotros y nos ataron, a mi me dejaron cerca de la fogata y a Esteban afuera, hasta comenzó a llover.
-¿Qué te pasa?, parece como si tuvieras frío.-dijo una de las chicas.
-Pues claro, Esteban se esta mojando y de seguro también tiene frío.-dije.
-Que perceptiva.-dijo la chica.
-No entendió.-pensé.
-Mañana nos ocuparemos de acabar con él.-dijo otra chica.
-Eso estará bien, un hombre menos en el mundo.-dijo otra.
-lo van a matar.-pensé alarmada.
-No te parece genial, serás libre.-dijo la chica que estaba a mi lado y me hizo dormir con un golpe, también le afecto a Esteba.
Al día siguiente, estaban preparando todo para la ejecución y me pusieron en primera fila, pero amordazada.
-Bien chicas, hoy exterminamos a otro hombre.-dijo una de las mujeres, sostenía una espada entre sus manos.-Divirtámonos un poco.-dijo y en ese momento, le enterró la espada en el hombro.
-¡Ah!-se escucho alrededor mió.
-Hermana.-dijo una.
-Duele, Esteban.-pensé.
-¿Qué ocurre aquí?-preguntó la chica con la espada.
Esteban logro soltarse y le quito la espada.
-Simple, estamos unidos.-dijo Esteban.- ¿Qué no se los dijiste?
-Pues claro, sólo que parece que no lo entendieron, duele.-dije después de que me soltaron.
-Si tratan de deshacerse de uno, nos dañaran a los dos.-dijo Esteban.- ¿Y bien, nos dejaran libres?
-Pero con esa herida...-dijo una niña.
-No pasara nada.-dijo Esteban, que tomo su morral y saco una botellita.
En esa botellita había lágrimas de fénix, tienen el poder de curar y ya que si a uno le ocurre algo y al otro igual, decidió colocar un par de lágrimas en mi hombro y valla que funciono rápido.- ¿Así esta mejor?-preguntó poniendo una sonrisa muy tranquilizadora.
-Mj.-respondí y también puse una sonrisa.
Luego de eso nos dejaron ir.
-Disculpa.-dijo Esteban.
-¿Ah?-pregunte.
-Por mis descuidos casi morimos.-dijo Esteban.
-Yo tampoco debí haber empezado a pelear con ellas.-dije.
-¿Oh? Tu traje se rompió, déjame arreglarlo.-dijo mientras sacaba una aguja he hilo.
-¿Debo quitármelo?-pregunte.
-Ahora que lo dices.-dijo Esteban.-Ten, ponte esto, prometo no mirar.-dijo entregándome su chaqueta, la cual no se rompió ya que una de las chicas planeaba quedársela.
-Gracias.-dije, aún que mientras me cambiaba no dejaba de vigilarlo.
Luego se lo entregue y el lo arreglo, quedo bastante bien, pero el decidió que era mejor lavarla.
-Se mancho con sangre, si se seca mucho la mancha no saldrá del todo.-dijo Esteban.
-Si, eso lo se.-respondí.
-También lavaré la mía.-dijo Esteban que me dejo con su morral y se fue con las camisetas.
Luego de un rato.
-Se tarda mucho, me esta dando sueño.-susurre y luego, me dormí sobre el morral de Esteban.
-Disculpa por tardar… se quedo dormida.-dijo cuando volvo.-Será mejor que deje que esto se seque mientras espero que despierte.-pensó y luego estornudó.
Con eso me despertó.
-¿Oh? Ya llegaste, te vez como pálido, entonces yo también.-dije.
-No, sólo en el sentir frío, dolor o al hacernos heridas.-dijo Esteban y estornudó otra vez.-Creo que me resfrié.
-Pues deberías ponerte algo.-dije.
-Es que no tengo más ropa.-dijo Esteban.
-¿Qué descuidado?-pensé.- ¿Y no te ha ocurrido en otras ocasiones?
-Tenia la chaqueta.-dijo Esteban.
-Oh.-deje salir de un modo ahogado.
-No te preocupes, si te abrazo será suficiente.-dijo Esteban.
-¿Y la manta que usamos cuando dormimos a la intemperie?-pregunte.
-Definitivamente no te gusta que te abrasen.-dijo Esteban, que saco la manta.
-Es que no me parece muy normal, además no tengo ganas de recibir un abrazo.-dije y luego pensé.- ¿Qué digo? Siempre me ha gustado que me abrase, siempre.-y luego le dije.-Si quieres, puedes abrazarme.
-No pensó al decir lo anterior.-pensó Esteban.
Luego de eso, la ropa ya estaba ceca y continuamos caminando.
-¿Y después de eso llegaron aquí?-preguntó una voz.
-No, todavía no llego a esa parte.-dije.
-¿Por qué te gusta tanto abrasarme?-pregunte.
-Es que te encuentro abrazable.-dijo Esteban.
-No soy tan abrazable.-dije.
-Pero te gusta que te abracen.-dijo Esteban.
-Si.-dije.
-Sabes, pronto será mi cumpleaños y quiero que me des un regalo.-dijo Esteban.
-¿Qué regalo?-pregunte.
Me susurro algo al oído.
-¡¿Qué?!-exclame.
-Estaré esperando, será en una semana.-dijo burlonamente.
-¿Y luego llegaron?-preguntó una voz.
-No, primero callo con una fuerte pulmonía y después vinimos aquí.-dije.
-Y nos encontramos en el día en que le darás lo que te pidió.-dijo la voz.
-No tengo el valor para dárselo.-dije.
-¿Qué te pidió?-pregunto la voz.
-Pues, lo que me susurro…
-Dame un besó.-susurro Esteban.
-¡¿Qué?!-exclame.
-Estaré esperando…-dijo Esteban.
-Y ya te dije lo demás.-dije.
-¿Que tipo de besó?-preguntó la voz.
-No tengo ni idea, sólo dijo “un besó”. Tú eres su hermana, ayúdame.-dije.
-Bueno, considerando que esta resfriado y tu no quieres contagiarte, dale un besó en la mejilla.-dijo la hermana de Esteban.
-¿De qué hablan?-preguntó Esteban.
-De nada.-dijo su hermana.-deja que las mujeres hablen de lo suyo tranquilas.
-Bien.-dijo Esteban que se acercó y me dijo.-Espero tu regalo dentro de un rato, en el pasillo.
Después fui al pasillo, no había nadie más que Esteban. Me acerqué a él y puso su cara frente a mí, por suerte de lado.
-Menos mal.-pensé y le di un besó en la mejilla.
-Gracias por el regalo.-dijo Esteban, haciéndome una caricia en la cabeza.
-De nada.-dije.-Pensé que se trataría de algo más.-pensé.
-Otra cosa, la próxima vez que me agradezcas algo, hazlo con un besó.-dijo Esteban.
-Bien.-dije.
-¡Atención que viene el pastel!-exclamó la madre de Esteban
-Vamos.-dijo Esteban llevándome de la mano.
-Felicidades.-dijeron a coro.
-Pide tres deseos.-dijo la madre de Esteban.
-Bien.-dijo Esteban, que pensó en ellos y luego rió mirándome.-Veamos si se concede.
Apago las velas y cuando encendieron las luces, mi ropa había cambiado a un beatle negro sin mangas, la falda seguía igual, tenía unas patíes negras hasta los tobillos, unos zapatitos rojos y unos guantes de red negros.
-¿Y esto?-pregunté.
-Si, así te vez más bonita.-dijo Esteban, que me levantó y empezó a dar vueltas.
-¿En que piensa este tipo? ¿Sólo quería complacer su vista o qué?-pensé.
-No tiene remedio.-susurro el resto de su familia.
A propósito, la madre de Esteban es una mitad gato, tiene orejas, cola de gato y el pelo blanco, de ahí el de Esteban. La hermana de Esteban tiene una cola y uñas de gato, me refiero a que las alarga para atacar a cualquier peligro o ratón. El padre de Esteban parece un simple humano, pero tiene unos ojos verdes, de gato, también se parecen a los de Esteban. Por lo que he oído, todos tienen una parte de animal, me preguntó por que yo no. Le pregunte a Esteban y dijo que era por que todavía no pasaba el tiempo para que aparecieran, aparecen a los quince años.
-Bájame.-dije.
-No quiero.-dijo Esteban.-Además, eres como mi osito de felpa.-dijo abrasándome.
-¡No soy un muñeco, soy una persona!-exclame.-Es la primera vez que me molesta tanto que un gato este cerca mió.-pensé.
-Bien, bien.-dijo Esteban, bajándome.
-¿Por qué haces eso siempre?-pregunte.
-No sé, simplemente me dan ganas de abrasarte.-dijo Esteban.-Me preguntó como te veras cuando tengas quince.
-No puedo saberlo.-susurre.
-¿Dijo… siempre?-preguntó la hermana de Esteban.
-Si.-dije.
-Eso sólo quiere decir una cosa.-dijo la hermana de Esteban.
-¿Qué?-pregunte.
-Que eres súper habrazable.-dijo la hermana de Esteban.
-¡Son iguales! Además, no soy tan habrazable-pensé.
-Ya paren de acechar.-dijo la madre de Esteban, que me levantó sin ningún esfuerzo.
Se escucharon unos ladridos fuera de la casa.
-¡Ah!-grito la madre de Esteban, que me soltó, lanzándome hacia arriba y no se como caí parada.
-Le doy un diez.-dijo Esteban.
-Deja tus bromas.-dijo su hermana.
-Los perros ya se fueron.-dije al la madre de Esteban, dándole unas caricias en la cabeza.
-Eso se siente rico.-dijo la madre de Esteban.
-Me lo imagine.-pensé y pare de hacerle caricias.
-¿Eh? ¿Eso es todo?-preguntó.
-Ya se que es agradable, pero creo que fue suficiente.-dije.
-Ella tiene razón.-dijo el padre de Esteban.
Al día siguiente, decidimos salir a ver el lugar y a canecidos de Esteban. Por la tarde fuimos al campo.
-…Entonces se dio vuelta y…-decía Esteban, que estaba contando lo ocurrido en el viaje.
-¿Sabes dibujar?-me preguntó la madre de Esteban.
-Si.-respondí.
-¿Podrías hacer un dibujo?-preguntó otra vez.
-Si.-respondí nuevamente y ella me entrego un block, lápices y una goma.
Luego de que termine el dibujo, se lo pase a la madre de Esteban y quede con un pequeño dolor en el cuello por la posición en la que estaba dibujando.
-¡Qué lindo! Gracias.-dijo la madre de Esteban mientras me abrazaba del cuello.
-Gracias.-dije, con algo de molestia por el dolor.
-Mamá.-dijo Esteban.
-¿Qué preguntó?-su madre.
-A ella le molesta que la abracen tan fuerte.-dijo Esteban.
-Cierto, a el también le duele.-susurre.
-¿Ah?-preguntó el restó de la familia.
-No lo digas.-dijo Esteban cubriéndome la boca.
-¿Por qué no?-pregunte después de que nos apartamos un poco.
-No les he dicho que estamos conectados, sólo les dije que eras una amiga que me acompaña en el viaje.-dijo Esteban.
-Pero, ¿tu hermana tampoco sabía?-pregunté.
-No, sólo le dije a ella.-dijo Esteban.
-¿Por qué sólo a ella?-pregunté.
-Por que si le digo a ellos se les pasara por la cabeza un montón de cosas.-dijo Esteban.
-¿Qué?-dije casi atónita.
-Me refiero a que ellos piensan que tendremos que compartir el resto de nuestras vidas, casarnos y todo eso, sinceramente quiero seguir soltero por mucho tiempo.-dijo Esteban.
-Pero sólo soy como tú ayudante.-susurre.
-Eres más que eso, eres mí amiga, mí compañera.-dijo Esteban.
-Bien, volvamos con los demás.-dije.
-¿De estaban hablando?-preguntó la madre de Esteban.
-Nada.-dijo Esteban.
-De eso.-pensó la hermana de Esteban.
-Mantener un secreto de esta forma me inquieta un poco, pero siento que eso es algo que acostumbraba a hacer.-pensé.
Luego de un par de días continuamos nuestro viaje y me surgieron dudas.
-Esteban, tú dijiste que en mi mundo había muerto, ¿qué mundo es ese? ¿Por qué llegue aquí? ¿Siempre fui así o era distinta?-pregunté.
-Lo único que se es que cuando las personas de tu mundo mueren, vienen a este mundo, pero no siempre en la misma época y sólo cambian por lo de las partes animales que aparecen a los quince, sobre el comportamiento, eso no se puede saber ya que perdiste casi todos tus recuerdos.-dijo Esteban.
-¿Siempre estaremos unidos?-pregunté.
-Bueno, yo…-dijo Esteban.
-No lo sabes, no sabes si nos separaremos algún día.-dije.
-No, no lo sé.-dijo Esteban.- ¿Por qué lo preguntas?
-Sólo por que quería saber.-dije algo triste.
-¿Quieres separarte de mí?-preguntó Esteban.
-No, no quiero. Eres mi amigo, él único amigo que tengo aquí.-dije abrazándolo.
-Paula, tú no estas sola, aras muchos amigos, ya veras.-dijo Esteban.
-Dime Haru-chan.-dije.
-Haru-chan, bien, entonces tú me dirás Esteb.-dijo Esteban.
-Si, Esteb.-dije.
-Mira, ahí esta el Río Espejo, ¿qué te parece si nos damos un chapuzón?-preguntó Esteb.
-Me parece bien.-dije.
-Pues vamos.-dijo Esteb, llevándome de la mano.
-Si.-dije algo más alegre.
El agua estaba muy fría, así que nos pusimos atinarnos agua orilla. Todo estaba tranquilo, hasta que las artistas ambulantes, que trataron de matar a Esteb en una ocasión, aparecieron por ahí.
-¡Vamos!-exclamo una.
-¿Y eso?-preguntó Esteb, cuando esa chica paso por ahí y lo arrollo.
-¡Más cuidado!-dije, ya que me dolió a mí.
-¿Ah pase sobre alguien?-preguntó la chica.- ¡Ustedes!
-¡Pero si son las artistas ambulantes!-exclame.
-¿Por qué tenias que pasar sobre mí?-preguntó Esteb.
-Es que no te vi, sólo pensaba en entrar al agua.-dijo la chica.
-Esta fría como el hielo.-dije, pero como estaba parada en una roca, se resbalo y callo al agua.
-¡Oh!-dijimos a coro.
-Esta fría.-dijo la chica cuando se paro, estaba tiritando.
-Jenny, si te pones al sol te calentaras.-dijo otra chica.
-¿Nos vamos?-pregunté.
-Si, será lo mejor.-dijo Esteb, mientras se ponía sus zapatos.
-¿Donde van?-preguntó una de las chicas.
-Lejos del peligro.-dijo Esteb.
-¿Peligro?-preguntaron a coro.
-De ustedes.-dijo Esteb.
-A, por eso.-dijo Jenny.-disculpen. Si quieren podemos compensar eso.
-¿Compensar? ¿Cómo?-preguntó Esteb.
-No lo sé, propónganlo ustedes, cualquier cosa.-dijo, más que nada mirándome a mí.
-No lo sé, no lo encuentro necesario.-dijo Esteb.- Haru-chan, nos vamos.
-Espérame.-dije, mientras iba tras él.- ¿Eso esta bien? Nos ofrecieron compensar los daños que nos causaron.
-Claro que si, después de todo sólo se interesan en ti.-dijo Esteb.
-Pero el que tenga la apariencia inocente de una niña no me hace bonita ¿o sí?-pregunté.
-Depende del punto de vista de quien vea.-dijo Esteb.
-¿Eso quiere decir que tú si me encuentras bonita?-pregunté.
-Si, eres bonita.-dijo Esteb.
-Gracias.-dije algo sonrojada.-No sé por que, pero creo que quería oír eso.-pensé.
-Por eso te digo que me pareces muy como un osito de felpa.-dijo Esteb, que empezó a hacerme cosquillas.
-Ya para.-dije alejándome de él. Luego llegamos a un lugar en el que había uvas silvestres, no estaban maduras, pero yo me acerqué a probar algunas y me gustaron mucho. Pero cuando Esteb las probó.
-Wa, que ácidas están.-dijo Esteb.
-¿No te gustan?-pregunte.
-No, no me gustan las cosas ácidas.-dijo Esteb.
-A mí me gustan mucho.-dije.-De hecho, no me gustan los dulces.
-Y yo adoro las cosas dulce.-dijo Esteb.
-Que disparejos somos.-dije.
-De todas formas, quizás nos unieron para compensar nuestros comportamientos.-dijo Esteb.
-¿Eh?-pregunte.
-Yo hablo mucho, tú hablas poco y muy bajo, a mí me gusta estar activo y a ti te gusta estar quieta.-dijo Esteb.
-Realmente somos muy diferentes.-pensé.
-Parece que lloverá.-dijo Esteb.
-Pero el cielo esta sin ninguna nube.-dije.
-Lo siento en el aire.-dijo Esteb.-Vamos, tenemos que llegar a un ligar en el que podamos refugiarnos de la lluvia.-dijo tirándome de la mano.
Luego de un rato el cielo empezó a nublarse y hacia mucho frío.
-Creo que me equivoque, lo más probable es que empiece a nevar.-dijo Esteb que estaba armando un pequeño refugio.
-¿Cómo puedes hacer eso?-pregunté.
-Cada uno tiene un poder especial en este lugar y aparece…-dijo Esteb.
-A los quinces años.-dije como si fuera algo obvio.
-Bueno, aparece unos días antes, pero si.-dijo Esteb.
-Quisiera saber como será el mío.-dije.
-Siempre es algo inesperado.-dijo Esteb poniendo una mano sobre mí cabeza.
-No, quita la mano, me molesta.-dije dándole un manotazo.
-Ya veo por que, te duele, me pregunto ¿Por qué será?-dijo Esteb.
-No lo sé.-dije mientras sacaba las mantas del morral de Esteb.
-Quizás, no, ella no podría ser del caso especial.-pensó Esteb.
-¿Tú sabes cuando cumpliré quince?-pregunté.
-No, pero lo sabremos en el momento.-dijo Esteb.
-Podría ser en cualquier momento.-dije algo más alto.
-Ese dolor de cabeza también puede ser una señal de que pasara algo.-dijo esteb algo inseguro.-Pero es algo poco común.
-No entiendo, tengo que decirlo.-pensé.
-Dicen que aparece un individuó, que es igual a la persona que…-dijo Esteb.
-Me esta asustando.-pensé.
-Dice y hace las cosas que la otra persona no se atreve, a pesar de que son como una gota de agua, el sexo cambia y el color de pelo se pone del contrario.-dijo Esteb.
-Un doppelganger.-pensé.
-Sin embargo estas se llevan muy bien y se ayudan mutuamente.-dijo Esteb.
-¿No te asusta decir eso de esa manera?-pregunté bastante asustada.
-Disculpa, no sabia que te estaba asustando.-dijo Esteb.
-¿Te refieres a un doppelganger?-pregunté.
-No, es algo similar, pero no es un doppelganger.-dijo Esteb.
-Menos mal.-.dije.
-Ah, ya empezó a nevar.-dijo Esteb.
-Es diferente de cómo lo imaginaba.-pensé.
Nevó durante toda la noche y parte del día siguiente. Así que todo quedo cubierto de nieve y era difícil avanzar entre ella, después de un rato empecé a sentirme muy mal y Esteb tubo que cargarme.
-Disculpa.-dije.
-No te disculpes, no es tú culpa haberte enfermado.-dijo Esteb.
Luego me quede dormida y desperté después de un par de horas, nos habíamos detenido. Esteb estaba preparando algo para comer cuando se percato de que había despertado.
-¿Cómo te sientes?-preguntó.
-Algo mejor.-respondí.
-¿Quieres comer algo?-preguntó.
-No.-respondí y me dormí otra vez.
-Debe sentirse muy mal.-pensó Esteb.
-Vamos, por aquí debe haber un buen lugar para acampar.-dijo una de las artistas ambulantes de la última vez.
-¿Por qué siempre tenemos que encontrarnos con ellas?-pensó Esteb.
-Ustedes.-dijo una de las que se acerco.
-Hola.-dijo Esteb de mal humor.
-¿Le pasa algo?-preguntó la chica.
-Esta enferma.-dijo Esteb.-Sólo déjenla dormir y todo estará bien.
-¿Qué tiene?-preguntó la chica.
-No lo sé.-dijo Esteb.-Pero creo que es mejor que duerma para que pueda recuperar fuerzas.
-Si quieren podemos llevarlos mañana, si la sacas al frió es probable que empeore.-dijo la chica.
-Ya lo sé, pero después de lo de aquella vez, no me atrevo a estar cerca de ustedes.-dijo Esteb.
-¿Entonces por eso habían rechazado la propuesta de la ultima vez? Era lógico, creo que yo hubiera hecho lo mismo.-dijo la chica.
-Discúlpanos por lo de la vez anterior.-dijeron otras chicas que también se acercaron.
-¿Quien disculpa a las personas que casi lo matan?-preguntó Esteb.
-No volverá a ocurrir.-dijeron las chicas.
-Bueno pues…-dijo Esteb, cuando desperté nuevamente.
-Mí cabeza.-susurré.- ¿Qué hacen aquí?
-Están ofreciendo llevarnos.-dijo Esteb.
-¿Qué es mejor?-pregunté mientras trataba de pararme.
-Por como esta el clima, creo que seria mejor ir con ellas, pero me da miedo.-dijo Esteb, que luego me levanto entre sus brazos.
-Gracias.-dije.
-Iremos con ustedes.-dijo Esteb.
-¡Si!-exclamaron las chicas.
-No griten, por favor.-dije.
-Lo sentimos.-dijeron las chicas.
-pero podríamos comer primero.-dijo otra de las chicas.
-Si, de hecho paramos por eso.-dijo otra.
-Bien, si quieren pueden comer aquí, acabo de terminar de preparar la cena.-dijo Esteb.
-¿Los hombres cocinan?-preguntaron todas a coro.
Luego de eso continuamos el viaje, hasta que llegamos a un puente que no soportaba el peso del “carro” junto a los pasajeros y el equipaje, así que tuvimos que bajar y luego paso el carro.
-No me siento bien.-dije cuando llegamos al otro lado.
-Vamos, ya podrás subir.-dijo Esteb.
-No es eso.-dije cuando perdí el equilibrio y caí en la orilla del barranco del que estaba colgado el puente, luego se deslizo el pedazo de tierra en el que había caído.
-Demonios.-dijo Esteb que alto para poder atraparme, pero no lo logro, en cambio, cuando caía, un chico muy parecido a mi me atrapo y quedo colgado de una rama sobresaliente.
-¿Estas bien?-preguntó el chico.
-Bueno, fuera de el dolor de cabeza, creo que si.-dije.
-Ya veo.-dijo el chico.-por cierto, necesito que te afirmes de mi mientras escalo el barranco.
-Bien, espero poder sostenerme.-dije.
-¡Haru-chan!-exclamó Esteb, que lanzo una cuerda para poder subirnos.
-Bien, sostente.-dijo el chico.- ¡Ya pueden subirnos!
-¿Cómo te llamas?-le pregunte.
-Paúl.-dijo el chico.
-Yo me llamo Paula.-dije.
-Pero prefieres que te llamen Haru-chan.-dijo Paúl.
-¿Cómo lo sabes?-pregunte.
-Por que yo soy tú.-dijo Paúl.
-Pero, eso quiere decir que no debería sentirme mal.-dije.
-No, tú solo tienes un resfriado.-dijo paúl.
-Haru-chan, te encuentras bien.-preguntó Esteb.
-Si.-respondí.
-Gracias por salvarla…-dijo esteb.-Un segundo, ustedes son iguales.
-Me pregunto por que será.-dijo Paúl.
-Tú presentimiento era correcto.-dije y luego caí dormida, ¡Cuánto tiempo más voy a estar durmiendo!
Un rato después.
-Es más fácil saber que tiene si dice lo que siente, pero es de gran ayuda que tú si sepas lo que tiene, así es más fácil medicarla.-dijo Esteb.
-¿Entonces eres medico?-preguntó una de las chicas.
-Si, de hecho vamos al pueblo que viene por que me pidieron que ayudara en el hospital.-dijo Esteb.
-¿Y en que área?-preguntó Paúl.
-Pediatría.-dijo esteb.
-Con razón te llevas tan bien con los niños.-dijo una de las chicas.
-¿Niños?-se preguntó Paúl.
-Tú eres un niño.-dijo Esteb.
-Por que no pueden clasificar en adolescentes, además tu decías que ella ya era grande, no una niña y ella te decía que si era una niña.-dijo Paúl.
-¿Sabes de todo?-preguntaron las demás.
-Pues claro que si, soy parte de ella tengo todos sus recuerdos.-dijo Paúl.
-¿Entonces eres 7una chica en cuerpo de chico?-pregunto otra.
-¡No!-dijo Paúl.
-No entiendo.-dijo la chica.
-No tiene importancia.-dijo Esteb.
-Me dijo que era una chica.-pensó Paúl.
-Creo que están discutiendo.-pensé al despertar, ya me sentía mucho mejor, pero sentía mis piernas débiles.
-¿Ya te sientes mejor?-preguntó una de las chicas que se acerco.
-Si.-respondí.
-¿Sabias que ese chico que te acompaña es doctor?-preguntó la chica.
-No, no sabia que era doctor, aun que quizás por eso tiene tantas medicinas en su moral.-dije.
-¿Realmente no te lo había dicho?-preguntó la chica.-Bueno, supongo que por eso el otro chico se sorprendió al saberlo.
-Parece que ya despertó.-dijo Paúl, que repentinamente desapareció.
Hay algo que es nuevo, una nueva experiencia, un nuevo ser que espera a aparecer como el ángel guardián que es.