La verdad de la premonición de Sora
4
Durante las vacaciones de verano, estábamos en el campo.
-Ya es el día, todo se acabo.-dijo Sora.
-¿Sora? ¿Qué quieres decir con eso?-preguntó Esteb.
Sora se hizo grande mostrando su verdadera forma
-Ya es hora, nos separaremos del médium.-dijo Sora.
-Separarse.-pensé y desperecí junto con Sora.
-¡Haru!-exclamó Esteb.- ¿Qué habrá querido decir con eso?
Hay que buscar a Haru-chan.-dijo Paúl que apareció de la nada.
-¿De donde saliste?-preguntó la hermana de Esteb.
-Eso no importa.-dijo Paúl.-No puedo sentir sus pensamientos.
-¿No puedes?…tampoco puedo sentirla.-dijo Mia.
-Vamos, no hay tiempo que perder.-dijo Esteb temiendo que pronto todos desaparecieran.
-Bien.-dijo Mia.-Paúl, explícales a los demás.
-Pero…-dijo Paúl antes de que desaparecieran de la vista.
-¿Qué esta pasando?-preguntó la madre de Esteb.
-Tía, tengo que decirles que nosotros.-dijo Paúl.-Nosotros estamos… muertos.
-Pero Esteb es el único que sigue totalmente vivo.-dijo Cloud.
-El se ha encargado de proteger al médium por todo este tiempo.-dijo Dark.
-No sólo de los peligros del exterior.-dijo Paúl.
-También de nosotros.-dijo Dark.-Pero el también cayo en la tentación con Mia.
-¿He?-preguntó Cloud.
-Bueno, es que ellos.-dijo la madre de Esteb.
-Espera, tengo la leve impresión de que como niño no podré entenderlo.-dijo Cloud transformándose en un chico de diecisiete años.-Creo que ahora si.
-Esto explica muchas cosas.-dijo Paúl.
Mientra que yo…
-¿Dónde estamos?-pregunté.
-En la nada, quiero hablar contigo.-dijo Sora que chasqueo los dedos.- ¿Sientes celos de Mia?
-¿Eh?-pregunté.
-Lo que oíste, ¿a ti te gustaba Esteb o no?-preguntó Sora.
-No lo sé, mis pensamientos me confunden.-pensé.-No estoy segura.
-Quizás esto te haga verlo claramente.-penó Sora.-Ella lo espera…
-¿Cómo? ¿Entonces realmente ella esta…?-pregunté y aparecí en un bosque.- ¿Qué? ¿Dónde estoy?
Volviendo con los chicos.
-No me siento bien.-dijo Dark que repentinamente se separo de su hermana.
-¿Qué fue eso?-preguntó Krad.- ¿Por qué no puede quedarme dentro?
-Quizás sea…-dijo Cloud moviendo su mano izquierda, unos hilos rojos aparecieron entrelazados con cada uno de ellos.-No, aún no somos libre de vivir.
-Independiente mente.-agregó Krad.
-No logro entender, eso quiere decir que esa chica esta muerta.-pensó la hermana de Esteb.
-No hay tiempo que perder, ya se los explicamos, hay que buscar a Haru.-dijo Krad que salio corriendo a toda velocidad arrastrando a Dark.
-¡Ah!-gritó Dark mientras era arrastrado por Krad.-Hermana, ni siquiera papá llegaba a tratarnos tan mal a como me estas tratando ahora.
-Pues lastima, no iré a ningún lado sin ti.-dijo Krad.
-¿Todos corremos así de rápido?-preguntó Paúl.
-Sólo hay una forma de averiguarlo.-dijo Cloud volviéndose nuevamente un niño y salio corriendo.
-Vamos nosotros también.-dijo Paúl.
Mientras que yo…
-Diablos, odio estar sola en estos lugares, ¡demonios!-dije cuando escuche el ruido de un río.-Un río, ahora que lo pienso, Esteb me dijo que por aquí habían dos ríos… si es el verde podré llegar muy pronto a casa.-pensé.
Pero no era el río verde, era el negro.
-Si es el negro, ve al contrario de su corriente hasta encontrar una parte en la que puedas cruzar, pase lo que pase no te metas al agua.-dijo Esteb.
-Demonios.-.susurré.
-¡Haru-chan! ¡Haru-chan!-se escucho por hay.
-¡Estoy aquí!-grité.
-No esta aquí, no la puedo encontrar.-dijo Esteb que paso a mi lado sin verme.
-Es imposible que allá cruzado el río.-dijo Mia.
-¿Cómo es posible? Estoy aquí, ¡a su lado!-dije al lado de sus oídos.
-Sigamos buscando.-dijo Esteb.
-No puede ser, no me ven ni me escuchan.-susurré y salí siguiéndolos.
Luego de un rato nos topamos con un señor muy viejo…
-¿Qué están buscando?-preguntó el anciano.
-A una chica de cabello largo ondulado.-dijo Esteb.
-Tiene orejitas como estas.-dijo Mia.
-Se llama Paula, pero le decimos Haru-chan, tiene una falda roja, botas blancas, una camiseta blanca y una diadema roja.-dijo Esteb.
-Ya veo, no pueden verla.-dijo el anciano.-Que lastima, estas en esta etapa… espero que tu paso al otro lado sea pacifico.
-¿Eh? ¿Puede verme?-pregunté.
-Claro que si, de todas formas luego de separase totalmente de ustedes, nosotros los cuidadores podemos verlos. Lastima que sólo cuando van a morir.-dijo el viejo despareciendo.
-¡No!-pensé.
-¿Que acaso esta por aquí?-preguntó Mia.
-¿Qué no lo entienden?, estoy aquí ¡tras ustedes!-grité.- ¡Estoy aquí! ¡Aquí! ¡Aquí! ¡¡Aquí!!-dije golpeando a Esteb, pero parecía no sentirlo.
-Entonces, ¿No lo aceptaras?-dijo Sora.-Lo que el viejo no sabe es que ustedes pueden reencarnar cuando no lo aceptan su propia desaparición.-dijo Sora.
-¿Entonces podré vivir otra vez?-pregunté.
-En tú vida anterior considerabas la vida una basura, veo que ahora has cambiado podré dejarte vivir otra vez.-pensó Sora.-En una hora frente al árbol más alto de aquella colina, todos nos encontraremos para ver lo que pasara.
-Bien.-dije dirigiéndome a ese lugar.
Una hora después…
-Se supone que dijo una hora, por ya casi oscurece y nadie ha venido.-pensé cuando Paúl apareció de entre las ramas y fue seguido por Cloud.
-No, no esta aquí.-susurró.
-¿Donde se metió Haru-chan?-preguntó Cloud cuando llegaron Dark y Krad.
-¿La han visto?-preguntó Krad.
-No.-dijo Paúl.- ¿Ustedes?
-No, no esta.-dijo Dark cuando llegaron los padres y la hermana de Esteb.
-¿Nada?-preguntó la hermana de Esteb.
-Nada.-dijeron a coro cuando llegaron Esteb y Mia.
-¿La encontraron?-preguntó Mia.
-No.-dijeron a coro.
-Maldición, lo que dijo ese viejo.-susurró Esteb.
-Bien, ya todos están reunidos.-dijo Sora.-Tienes grandes amigos, me preguntó que pasara ahora.
-¿Por qué?-pregunté.
-Por que esto tenía que pasar, de esta forma.-dijo Sora
-¿Qué dices?-preguntó la madre de Esteb.
-Despídete por ahora, Haru-chan.-dijo Sora.
-Pero, no me escuchan.-dije.
-La verdad es que no sientes celos de nadie ¿verdad? Tienes que besar al chico que te gusta y podrán volver a verte y oírte.-dijo Sora.
-Pero, eso es penoso.-dije.
-¡Qué no te de pena! ¿Quizás no te vean hasta que eso termine?-dijo Sora.
-¿Qué no lo sabes?-pregunté.
-Es que jamás se lo digo a nadie, tiene que ser en la boca.-dijo Sora picaronamente.
-¡Tiene que estar bromeando!-grité.
-¿Le desobedecerás al destino?-preguntó Sora.
-Bien. Pero que todos cierren los ojos.-pendí.
-Bien… chicos, cierren los ojos.-dijo Sora.-Todos.
-Bien.-dijeron todos.
-Bien.-pensé al acercarme a uno de los chicos.
-Será a mí.-pensaron todos.
-Discúlpame, eres tú.-dije antes de besar a uno.
-¿Yo?-pensó al sentir el beso, al sentirlo abrió los ojos y me vio.-Haru-chan.-dijo después del beso.- ¿Realmente yo?... Veo que me ganaste en dar el primer paso.
-Pues claro, quiero que me escuchen.-dije.
-¡Paúl!-pensaron todos.- ¿Qué querías decirnos?-preguntaron sin abrir los ojos aún.
-¿Por qué no abren los ojos?-dije y luego de que los abrieran.-Quiero despedirme de ustedes, momentáneamente. Esteb, Mia, ¡qué sean muy felices!
-¿Eh?-preguntaron ellos dos.
-¿Qué aun no se dan cuenta?-preguntó Sora.-Las personas que se enredan suelen terminan así ¿No?
-¡Eh!-exclamaron todos.
-Bueno, vamos.-dijo Sora.
-Bien.-dije tomándola de la mano y desaparecimos de ahí.
Ocho meses después…
-Disculpa por llegar tan tarde. No me dejaron salir antes.-dijo Esteb.
-No te preocupes, tú decides el nombre.-dijo Mia.
-¿Qué te parece aquel?-preguntó Esteb.
-Me parece bien.-dijo Mia.
-Bien, se llamara haru.-dijo Esteb.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario