miércoles, 23 de abril de 2008

Segunda vida - capitulo 2

Un año más
2

-Volveré pronto, no salgas.-dijo Esteb.
-Si.-respondí.
-¿Cuánto tiempo más piensa dejarte sola?-preguntó Paúl que apareció nuevamente.
-Hasta que termine su trabajo.-dije.-A pasado tiempo desde la ultima vez que te vi.
-Lo único que el quiere es verte vestida así.-dijo Paúl.
-No lo sabes todo.-dije.-Yo escogí este vestido. No será que estas celoso.
-¿Por que debería estarlo?-preguntó paúl muy enrojecido.
-Por que a ti no te cambia la ropa.-dije.-Siempre estas igual.
-Aun que quisiera no puedo cambiar de vestimenta.-dijo Paúl.
-¿Por qué?-pregunté.
-Eso no importa.-dijo Paúl.
-Quiero saber, quiero saber, quiero saber.-dije.
-No.-dijo Paúl.
Afligida me cruce de brazos, mire a otro lado y luego pregunté.
-¿Para que viniste? No creo que sea sólo para verme.-dije.
-Tienes razón, no es sólo para verte. Vine a advertirte de algo.-dijo Paúl.
-¿Advertirme?-pregunté.
-Hoy vendrá un extraño, no habrás la puerta por completo, sólo asómate un poco y que sea breve.-dijo Paúl.-Si pasa algo malo vendré a protegerte.
-Bien.-dije y Paúl desapareció.-Un hombre.-susurré.
Luego de unas horas llego ese hombre, hice lo que Paúl me dijo, seguí las instrucciones al pie de la letra, pero ese hombre era muy insistente y tocaba la puerta sin parar.
-¿Qué es lo que quiere? Ya tome el mensaje, no tiene por que seguir molestando.-dije luego de ponerle seguro a la puerta.
-Déjame entrar.-decía el hombre.
-¿Por qué debería?-pregunté.
-Si no lo haces entrare a la fuerza.-dijo el hombre.
-Sólo atrévete y veras.-dije.-No debería provocarlo.-pensé.
-Tú lo pediste.-dijo el hombre que trato de derribar la puerta, lastima que puse una pequeña trinchera con un par de muebles.
Al ver que no podía derribarla, saco un arma y empezó a dispararle a la puerta.
-¡Ah!-grite.
En el hospital.
-No se pro que, pero tengo un mal presentimiento, me apresuraré pera llegar pronto al apartamento.-pensó Esteb. Luego salio al pasillo para hacer entrar al siguiente paciente, pero el salón de espera estaba lleno sólo para el.-No.-se lamento.
En el edificio en el que estaba ocurriendo “un acto terrorista”.
-Hay dos niños atrapados dentro.-dijo un oficial.
-Prepárate Haru.-dijo Paúl.
-¿Realmente saltaremos?-pregunte un tanto preocupada.
-Claro que si, yo soy el alocado que te salvará, bueno, ¡Vamos!-grito Paúl que se tiro por la ventana.
-¡Ah!-grite.
-Vuelta mortal triple.-dijo Paúl.
-¿Qué….?-pregunte cuando se dio tres vueltas en el aire y aterrizó sobre un puesto de telas.
-¿Ah? Los niños ya están a salvo, lo único que queda es el edificio.-dijo el oficial.
-¡Lo logre!-dijo Paúl.
¿Están bien?-preguntó uno de los oficiales que se acerco.
-Sinceramente no se si era peor estar dentro o casi haber muerto en ese salto.-susurré.
-Claro que si, si no fuera así estaríamos gritando desesperadamente.-dijo Paúl.
En el hospital.
-Doctor, nos acaban de avisar que el apartamento en el que se hospedaba con su hija esta siendo tomado por un terrorista y que su hija salió del edificio gracias a que un chico igualito a ella la saco con un triple salto mortal.-dijo la enfermera.
-¿Qué? No tengo hija… ¡¿Un triple salto mortal?!-exclamó Esteb.
-No es su hija, ¿no me dirá que la secuestro?-dijo la enfermera.
-¿Cómo se le ocurre eso?-preguntó Esteb.
-Estoy loca, es sólo por eso que soy tan paranoica.-dijo la enfermera.
-Ya veo por que me dieron este trabajo temporal.-dijo Esteb.
Cuando Esteb volvió del trabajo temporal, se encontró con Haru y Paúl que estaban tomando un helado que les regalo uno de los oficiales.
-Hola.-dijo Paúl muy animado.
-Hola.-dije yo algo más suave.
-Me entere de lo que paso y tan pronto pude vine, ¿ya sacaron al terrorista?-preguntó Esteb.
-Si.-dijimos yo y Paúl.
-¿Por que tardaste tanto?-pregunté.
-Por que no me dejaron salir hasta terminar con todos los pacientes y por miedo a toparme con una enfermera loca que trabaja ahí.-dijo Esteb.
-¿Loca?-preguntó Paúl.
-Si.-dijo Esteb.
-Los adultos suelen mentir con respecto a las mujeres.-dijo Paúl con un tono malvado y desafiante.
-Y lo dice el loco del grupo.-pensé.
-Te oí.-dijo Paúl.
-No te metas en mi cabeza.-dije.
-¿Cómo es que se pelean siendo la misma persona?-se preguntó Esteb.
-Por cierto, sobre el apartamento.-dije.
-Simplemente digamos que no es buena idea entrar.-dijo Paúl.
-Y olvídate de lo que estaba cerca de la entrada.-dije.
-¿Qué paso exactamente?-preguntó Esteb.
-Bueno…-dijimos Paúl y yo.
Luego de un rato.
-¿Cómo se supone que aremos para dormir?-se preguntó Esteb, que veía ir y venir a los oficiales buscando evidencia en el apartamento.
-Quiero más.-dije extendiendo el plato.
-¿Cómo le haces para estar tan tranquila?-preguntó Esteb.
-Después de casi quedar agujereada por balas y casi morir en un triple salto mortal nada es tan molesto.-dije.
-Bueno.-dijo Esteb.-Mañana iras conmigo al trabajo.
-Bien.-dije.
Al día siguiente.
-La limpieza, supongo que no importa, pero dijo que sólo lo acompañaría.-susurré.
-¿Dijiste algo?-dijo la jefa de la limpieza.
-No.-dije.
-Realmente te estas lamentando por este trabajo, sin nosotros el sistema del hospital no funciona, nosotros somos los encargados de dejar todo estéril y las herramientas desinfectadas hasta alcanzar su máxima pureza, haces un mejor trabajo que esos que se creen dioses.-dijo la jefa.
-Pero, ganamos menos y nuestro trabajo es más importante. Además no todos son como dice, esteb es muy bueno.-dije.
-¿Tú novio es doctor?-preguntó la jefa.
-No, sólo es que yo vivo con, viajo con el y… y…-dije.
-¿Esta conectado a tu alma?-preguntó la jefa.
-Si.-dije.
-Cuando se desconecten lo más seguro es que te deje.-dijo la jefa.
-¿Eh? El no aria eso, por que si lo hace lo mato.-dije algo enojada.-Además soy sólo una niña.
-El trabajo infantil esta permitido cuando nos quedamos cuidándolos así que muévete de una vez o no almorzarás.-dijo la jefa que se fue a limpiar otro sector.
-Que mala es.-dije para mis adentros.
-Me creyó, que ingenua es.-pensó la jefa.
-Como si fuera a creerle, pero este sitio apesta así que lo dejare reluciente.-pensé.
Mientras tanto.
-Tienes que comer cosas livianas y no hagas ejercicio hasta que te sientas mejor.-dijo Esteb.
-Si.-dijo una niñita.
-Déjela dos semanas en reposo y estará bien.-dijo Esteb a la madre de la niña.
Volviendo a lo de antes.
-¡Cuidado!-dijo un para medico que paso por el pasillo con una camilla.
-Casi me atropellan.-susurré.- ¡Ah! Y yo que acababa de limpiarlo.-me lamente al ver las marcas de las ruedas de la camilla en el piso.
-Niña, y es hora de comer.-dijo la jefa.
-Si.-dije mientras terminaba de trapear.
-Valla, lo dejaste más reluciente que nunca, ojala no te fueras nunca.-dijo la jefa.
-No bromee de esa forma.-dije.
-Vamos, es la verdad.-dijo la jefa.
-¡Cuidado!-dijo uno de los que llevaba una camilla.
-¡No! Otra vez lo ensuciaron.-dije con desilusión.
-Déjalo, en el descanso no se trabaja.-dijo la jefa.
Mientras que Esteb.
-…y bebé muchos líquidos.-dijo Esteb.
-Si.-dijo su paciente que salio del consultorio.
-Dos pacientes más y podré ir a comer.-pensó Esteb cuando apareció la enfermera loca.
-Me asegurare de no coma mientras hayan pacientes fuera de su consulta.-dijo la enfermera loca.
-Pero si también tengo que comer…-dijo Esteb cuando se percató de que la enfermera se había ido.- ¡Demonios!-pensó.
-¿Entonces… sólo ayudare cuando venga?-pregunte.
-Si, pero tendrás que empezar a hablar un poco más alto y mirar a la cara a los demás, intégrate.-dijo la jefa.
-Si.-dije.
-Respondes muy monótonamente.-dijo la jefa.
-Eso no es verdad.-dijo con algo más de “entusiasmo”.
-Así esta mejor.-dijo la jefa.
Ya era casi hora de retirarse.
-Ve al consultorio de la derecha al final del pasillo y espera a que salga.-dijo la jefa.
-Si.-dije.
-¿Por que tienes que esperarlo?-preguntó Paúl en mi cabeza.
-Por que el tiene las llaves del apartamento y por que no se volver sola.-dije en mi mente.
-Como sea, cuidado con la enfermera, es un tanto molesta.-dijo Paúl.
-¿Eh? ¿Cómo sabes eso?-pregunte.
-La he estado observando.-dijo Paúl.
-Realmente me sorprendes.-dije.
Al llegar a la consulta de Esteb espere a que saliera el último paciente y salude a Esteb.
-Dame un segundo, ya saldré.-dijo Esteb.
-Si.-dije.
Luego de un minuto.
-Bien, ya podremos volver a casa.-dijo Esteb.
-Si…-dije cuando apareció la enfermera loca.
-Esta es la niña que “secuestró”.-dijo la enfermera loca maliciosamente.
-¿Secuestro? ¿De que esta hablando?-pregunté.-Bueno, vamos.-dije tirando a esteb del brazo.
-Ustedes no son parientes, investigue sobre sus identidades y tú no existes.-dijo la enfermera loca estorbando el camino.
-Si existo, puede que no antes, pero ahora si.-dije.
-Déjanos irnos de una vez.-dijo Esteb.-Adiós.
En el apartamento.
-¿Qué hiciste durante todo el día?-preguntó Esteb.
-Estuve limpiando.-dije.-Fue aburrido.
-¿Pudiste comer?-preguntó Esteb.
-Si.-respondí.- ¿Tú no?
-No, esa enfermera no me dejo comer.-dijo Esteb.
-Pues te preparare algo.-dije.
-Por cierto, nos iremos en un par de día.-dijo Esteb.
-Si.-respondí.
Cuando nos fuimos tuvimos que pasar por muchas montañas, y al tercer día desperté con orejas y cola de gato montes.
-¿Eh? También soy un gato.-pensé cuando me mire en un charco de agua.
-Que bien dormí.-dijo Esteb cuando salio del refugio.-Ga… gato.-dijo al verme.
-Miau.-respondí.
-¡Quien lo hubiera imaginado!-dijo en broma.
-Pesado.-dije.
-¿Qué cosa nueva puedes hacer?-preguntó.
-¿Como quieres que lo sepa si acabo de despertar?-dije.
-No lo sé, quizás mi método sea un poco cruel, pero a mi me lo hicieron así.-dijo esteb, que me tomo y me tiro por el cerro abajo.
-¡Quia!-grite, pero Paúl y otro más aparecieron de la nada, con orejitas y cola también, nos dimos impulsó y nos aferramos a una rama que sobresalía.-¡Idiota!-le grite cuando estuvimos a salvó.
-Inepto.-dijo Paúl.
-Hijo de…-dijo dijo el otro chico. Era de aspecto pálido, tenia el pelo plateado peinado en piquitos con dos mechitas colgando al frente de la cara, estaba vestido de negro y tenia los brazos y el cuello con vendas manchadas de rojo.-Soy Dark.-dijo luego de un rato.
-¿A qué se deben las vendas?-preguntó Paúl.
-Cubren las heridas que me hago cada vez que ago algo malo.-dijo Dark.
-¿Eres masoquista?-le preguntó Esteb.
-Me gusta la sensación, pero no me corto, simplemente aparecen.-dijo Dark, luego se transformo en una chica, se veía tímida y estaba llorando.-eso es mentira, no me agrada la sensación y el nunca para de cortarse, duele mucho. Además Dark es muy peligroso y siempre miente, jamás te quedes sola con él. Por cierto, yo soy Krad, lamentos y tristeza.
-¿Ah? No entiendo que pasó aquí.-dije.
-Yo tampoco.-dijeron Esteb y Paúl.
Resulto ser que Krad era la parte buena de Dark, por los nombres se notaba que eran el contrario. Uno es mentiroso y se hace el fuerte, el otro es sincero y débil.
-¿Cuántos cortes son en total?-preguntó Esteb.
-Muchos.-dijo Krad.-No sólo en los brazos y el cuello, también en el estomago y las piernas.
-¿Me dejarías examinarte?-preguntó esteb.
-Lo siento, pero eso será imposible, no puedo quitarme nada de lo que llevo.-dijo Krad.
-¿Por qué?-preguntó esteb.
-Nosotros no podemos quitarnos la ropa, forma parte de nosotros.-dijo Paúl.
-¿Es algo así como la armadura de Haru-chan?-preguntó Esteb.
-Sí.-respondió Krad, luego se transformo en Dark.
-¿Qué cosas les dijo?-preguntó Dark.
-Que en realidad si te haces daño.-dije.
-No, es desesperación, trato de quitarme las vendas y me corto.-dijo Dark.-Pero… al sentir esa cesación no puedo controlarme y continuo cortando.-dijo poniendo cara de maniático.
Luego se fueron, nosotros comimos y continuamos viajando. Dos osos pardos nos atacaron y luego de huir me di cuenta de que me había separado de Esteb.
-Demonios.-pensé y comencé a caminar en la dirección que creí correcta.
Ya estaba oscureciendo cuando Dark volvió a aparecer, estaba junto a un río.
-Dark, ¿Vas a ayudarme?-pregunté.
-No, no tengo ganas.-dijo Dark.
-¿He? ¿Entonces por qué apareciste?-pregunté algo desilusionada.
-Por que…-dijo acercándose a mí.
-¿Por qué?-pregunté.
-Por que yo…-dijo empujándome al río.
-¡Ah!-grite al caer.-Esta fría. ¿Por qué hiciste eso?
-Tonta, atrápame si puedes.-dijo Dark, que al lanzarme tomo mi bolso y salio huyendo.
-Devuélveme mis cosas.-grite cuando salí tras él.
Se escondió muy bien, era casi de noche y por todo el rato que llevaba mojada me dio un resfriado.
-Así no puedo secarme.-pensé mientras jadeaba ya que se me hacia difícil respirar y apareció el oso nuevamente.
-Agáchate.-dijo Dark tomándome de la espalda y cubriendo mi boca. En ese momento trate de soltarme ya que no podía respirar.-No hagas ruido, nos escuchara.-dijo mientras huíamos.
-Por poco y me asfixias.-dije mientras tocia al correr.
-¿Eh? ¿Te sientes mal?-preguntó poniendo su mano en mi frente.
-Es por que me lanzaste al agua, en todo este rato no he podido secarme.-dije, estaba tiritando.
-Metí la pata.-pensó.-Tienes fiebre.-dijo.
-Me lo imagine, devuélveme mis cosas.-dije arrebatándoselas.-Me cambiare de ropa, no espíes.
-No tengo por que mirar a alguien que veo todo el tiempo cambiándose de ropa…-dijo Dark que fue interrumpido por un golpe que le dio en la cara y lo dejo contra un árbol dos metros más atrás.
-¡Mirón degenerado, perfectamente podrías no mirar!-grite.
Al voltear me encontré con que estábamos en un lugar en el que había termas, creo que no olía bien, pero no podía sentir ningún aroma.
-No es mi intención, pero de todas formas me lo merecía, por cierto, cuando tu te quitas la ropa a nosotros también nos la estas quitando.-dijo Dark.
-¿También?-pregunte.
-Sí.-respondió Dark.
-¿Como se si puedo creerte?-pregunté.
-Has la prueba.-dijo Dark.
-Bueno, supongo que no hay problema por que llevo el traje de baño, pero me da vergüenza quitarme lo demás frente a él.-pensé.-Olvídalo.-dije y me fui a meter en una de las termas, luego se acercó Dark.
Al igual que yo llevaba un traje de baño y también se metió en la terma, pero tenía los vendajes puestos.
-No miento todo el tiempo.-dijo Dark.
-Disculpa por no creerte.-dije.
-Not problem.-dijo Dark.
-No hay problema… significa eso, pero no se como lo supe.-susurre.
-Eso es por que no puedes recordarlo, eso lo aprendiste en tu vida anterior, se llama ingles.-dijo Dark.-Por cierto, te ves bonita con poca ropa.
-Te golpeare otra vez.-dije amenazante.
-Fue un cumplido.-dijo Dark.
-Uno que diría un pervertido.-dije.
-No digas eso, a ti te gustaba pensar de esta forma.-dijo Dark tomándome de los hombros.
-Suéltame, me haces daño.-dije mientras forcejeaba.
-Siempre fuiste así, y ahora lo niegas, te arrepentirás de lo que dices.-dijo Dark poniendo cara de maniático nuevamente.
-¡Déjala!-dijo Paúl que apareció a mi lado y golpeo a Dark, también llevaba traje de baño.-Idiota, si le pones un solo dedo encima, te juro que te daré tu merecido
-A una persona a la que le gusta que le hagan daño no le afectan estos castigos.-dijo Dark que se transformo en Krad.-Duele.
-Disculpa, olvide que tú sientes…-dijo Paúl.
-¿Te encuentras bien?-pregunte.
-Sí.-respondió Krad.-Pero es más importante el como te encuentras tú.
-Estoy bien, excepto por el resfriado, pero no te preocupes.-dije.-Ese corte no lo tenias ayer.
-Este, es por lo que acaba de ocurrir.-dijo Krad cubriendo el vendaje.
-No me parece que la culpa se manifieste de esa forma.-pensé.
-Ya se a oscurecido, creo que deberíamos buscar donde pasar la noche.-dijo Paúl.
-Si.-dijimos Krad y yo.
Rápidamente me cambie de ropa y buscamos donde pasar la noche, al día siguiente buscaríamos a Esteb.
-Miren, ahí.-dijo Krad.
-No veo nada.-dijimos Paúl y yo.
-Aquí.-dijo tirándonos de las manos.
Nos llevo hasta una cueva que se encontraba entre los matorrales y que se veía con dificultad, pera entrar tuvimos que cortar algunas ramas y luego recolectamos leña. Una vez encendido el fuego pudimos ver donde estábamos.
-Es bastante grande.-dije.
-Si, ¿Cómo fue que viste donde estaba?-preguntó Paúl.
-Ojos de gato.-dijo Krad.-Hay que sacar provecho, tú tienes agilidad (apuntándome), tú fuerza (apuntando a Paúl), yo y Dark tenemos visión nocturna, por hay debe estar el olfato y el equilibrio.
-¿Entonces las habilidades felinas se han dividido en cada uno de nosotros?-pregunté.
-Si.-dijo Krad.
-¿Qué comeremos?-preguntó Paúl.
-Tengo unos sándwich en mi viso.-dije, deje el bolso en el suelo y empecé a buscarlos, por todo lo que paso quedo en el fondo del bolso.-Aquí están ¿He? Falta uno.
-Disculpa, creo que Dark se lo comió.-dijo Krad.
-No importa, tengan.-dije.
-Gracias.-dijeron Paúl y Krad.
-¿Están buenos?-pregunté.
-Si.-dijeron Paúl y Krad.
-¿Honto?-pregunté.
-Hai.-dijeron ellos.
-¡¿Eh?!-dijimos a coro.
-¿Qué ha sido lo que acabamos de decir?-pregunté.
-No estoy seguro, pero creo que dijiste “¿de verdad?” y nosotros respondimos “si”.
-¿Cómo es que ocurre esto?-pregunté.
-Quien sabe.-dijo Paúl.
Todos reímos, luego empezó a nevar.
-¿Nieve en esta época del año?-se extraño Krad.
-¿Sabes?, no importa la época del año, puede nevar cuando sea.-dije.
-Como sea, ahora hará más frió.-dijo Paúl.-Tendremos que dormir juntos para que no nos congelemos.
-Juntos.-resonó dentro de Krad y yo.
-Vamos, no es para tanto.-dijo Paúl.
Al día siguiente.
-Ya es de día.-pensó Paúl, se levantó silenciosamente y salio de la cueva.-¡Ah! La nieve se ve muy brillante.-dijo cubriéndose los ojos.
-¡Haru-chan! ¡Haru-chan!-gritaba Esteb que estaba buscándome.
-¡Hey!-exclamó Paúl.- ¡Estamos aquí!
-Demonios, por que no los encontraba no pude ni dormir.-dijo cuando llego donde Paúl.
-¿Realmente? ¿Dónde estabas?-preguntó Paúl.
-Al otro lado de la montaña.-dijo Esteb.- ¿Dónde esta Haru-chan?
-Esta durmiendo en la cueva junto con Krad.-respondió Paúl.
-¡Ah!-dejo salir Esteb, cuando…
-¡Ah! ¡¿Qué estas haciendo?!-exclamé. Krad estaba acomodándose sobre mi.-No soy un cojín en el que puedes acomodarte.
-Disculpa, es que estaba tan cómoda.-dijo Krad.
-¿Qué fue eso?-preguntó Paúl que estaba rojo cuando entro.
-Me arañaste.-dije antes de notar que había hablado.
-Discúlpame.-dijo krad.- ¿Eh? Buenos días.
-¿Ah? Hola, Esteb, ¿cómo estas?-pregunté.
-Bien, pero concuerdo con Paúl. ¿Qué pasó?, ¿a qué se debe el gritó?-preguntó Esteb que también estaba rojo.
-¿Eh? ¿Qué cosa están pensando?-preguntó Krad poniéndose roja también.
-¿Cómo piensas eso?-dije furiosa y también estaba roja.-Tú sientes lo mismo que yo, así que debiste darte cuenta de que me rasguño.
-¿Ah? Eso…-dijo esteb.-discúlpame por pensar de forma errada.
-¿Me cree capas de hacer algo así? Yo sólo lo he pensado…-pensé.
-¡¿Entonces si se te a pasado por la cabeza?!-exclamó krad.
-¡Por lo menos quédate callada como Paúl!-grite y me tape la boca de golpe.-Yo… ¿por que dije eso…?
-No es posible.-susurró Paúl que estaba con los ojos en espiral.-Yo pienso más inocentemente que una chica.
-¿Qué cosas se le pasan por la cabeza?-preguntó Esteb.
-No nos conectamos en esa parte.-dijo Paúl.-Como sea, ¿dónde debemos ir?
-Tenemos que llegara a una ciudad a unos días de aquí, debemos volver un poco más atrás para continuar por el camino adecuado.-dijo Esteb.
-Pues andando.-dijo Krad.
Luego de unas horas.
-Frío, frío, frío.-pensaba.
-Definitivamente se resfrió.-dijo Esteb.
-Vestiré a ese tonto de rosa.-pensó Krad.
-Frío, frío, frío.-pensaba.
-Disculpa, si hubiera aparecido antes esto no hubiera ocurrido.-dijo Krad.
-A mí también, no debí dejarlas sola con ese tipo.-dijo Paúl.
No, no es eso, es sólo el recordó de su parte muerta.-dijo una chica que apareció.-Soy Sora, aparente inocencia.
-¿Quién eres?-preguntó Esteb.
-Deja que se queme, de ese modo llego, de ese modo se ira.-dijo Sora.
-Pero que estas diciendo, eso ocurrirá después, deja de mezclar los tiempos.-dijo un niño que se colgó del cuello de Paúl.
-Pesas.-dijo Paúl.
-Hola, soy Clowd.-dijo el niño.-Somos otras de las personalidades de Haru-chan, donde esta Dark, aún no se separa de Krad.
-No.-dijo Krad.
-Qué mal, si estuviera separado lo golpearía con todas mis fuerzas.-dijo Sora con una sonrisa de oreja a oreja.
-Vamos, que tan fuerte p…-dijo esteb cuando Sora golpeo la pared de la cueva y dejo un agujero sin que se deslizara la tierra.
-Así de fuerte, igual que Haru-chan.-dijo Sora.
-¿Haru-chan golpea tan fuerte?-preguntó Esteb.
-Si, una vez golpeo a un borracho que se sobrepaso con ella y… simplemente digamos que parece otra persona.-dijo Sora.
-No sabía eso.-dijo Paúl seguido por Krad y Esteb.
-Claro que no, yo estoy conectada a esa parte de su cerebro, se todo lo que tú no sabes.-dijo Sora.
-Y yo estoy conectado a su mundo feliz, todo es gracioso y a veces súper deforme, abran notado que le cuesta concentrarte y consecutivamente dice “concéntrate en lo que haces”.-dijo Clowd.
-Pero todavía falta la personalidad que esta conectada a su inteligencia, sólo para definiciones, su lado artístico y ecuaciones simples con números.-dijo Krad.
-Eres bastante observadora, por cierto, Dark tiene un pequeño trastorno, por eso es agresivo.-dijo Sora.
-¿Cada uno sabe más del otro?-preguntó Paúl.
-No, sólo ella y Mia.-dijo Clowd.
-Bájate.-dijo Paúl.
-No quiero.-dijo Clowd.
-Por eso odio a los niños… ¡Bájate!-gritó Paúl.
-Te tirare las orejas.-dijo Clowd.
-Está bien, quédate todo el tiempo que quieras.-dijo Paúl.
-¡Ah! ¡Qué lindo!-dijo Clowd que se metió en “sus” pensamientos y puso una cara de dormido.
-No se por que, pero ahora se hace agradable tenerlo sobre mi.-dijo Paúl que estaba a punto de quedarse dormido.
-El sueño de gato, se transmite tan rápido.-dijo Esteb, luego de un rato todos estaban durmiendo.
-Frío…-susurré antes de acomodarme entre ellos y dormirme.
Luego de un rato.
-¿Qué hora es?-preguntó esteb al despertar y me miro, todos habían desaparecido.-Ya, hay que continuar caminando.-dijo despertándome.
-Cinco minutos más.-dije.
-Oye, tenemos que irnos.-dijo Esteb.
-Ya, ya.-dije.
Luego de una larga caminata en la nieve nos detuvimos para comer.
Hay algo que no entiendo.-dije.
-¿Qué?-preguntó esteb.
-¿Por qué a pesar de llevar poca ropa no sentimos frío?-pregunté.-Sólo lo hemos sentido durante la noche y cuando llueve.
-Ahora que lo dices, desde que llegaste a este mundo la nieve no me causa frío.-dijo Esteb.
-Será por que…-pensé tristemente.
-Murió rodeada de fuego.-pensó Esteb con tristeza.-Esa chica, Sora, dijo que llegaste del fuego y por el fuego te iras, ¿Qué querrá decir con eso?
-Quiere decir que moriré rodeada de llamas nuevamente.-dije.-Me causa miedo, no quiero que vuelva a ocurrir algo así.
-Sólo recordar tú muerte. Debe ser algo muy triste.-pensó Esteb.

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