domingo, 14 de junio de 2009

Hermiedna Capítulo 1

En las afueras de una ciudad, una niña sintió un frió que la rodeaba mientras dormía, así que despertó en la completa oscuridad cuando estaba empezando una tormenta eléctrica.
-¿Se abrió la ventana?-pensó la niña.
Pero al levantarse para cerrar la ventana, un relámpago alumbró la habitación, y se encontró con que alguien la había abierto, y ese alguien estaba tirado en el piso de su habitación, sangrando.
-¡¿Un ladrón?!-exclamó la niña, hasta donde recordaba, estaba completamente sola en casa.
-¿Ah?, disculpa por entrar sin permiso.-dijo el hombre, se escucho un trueno.
-Pero,-un relámpago alumbro la habitación.-su cabeza.
-Esto.-dijo el hombre levantándose.-No es nada, ¿tienes vendas?
-S-sí.-dijo la niña que corrió a buscarlas, fue hasta el otro lado de la casa y rebusco dentro de un mueble.-Aquí están.
-Este lugar se siente extraño... como si estuviera vacío.-pensó el hombre.
-Aquí tiene, ¿de dónde viene señor ladrón?-preguntó la niña.
-No
soy un ladrón,-río avergonzado.-vengo desde muy lejos, de otra dimensión.-dijo el hombre.
-No juegue.-dijo la niña, esas cosas a ella no le convencían.
-Es verdad.-dijo el hombre vendándose la cabeza.-Realmente... siento que debo ayudarla.-Si no me crees tendré que darte una prueba.
-¿Una prueba?-pensó la niña.
El hombre puso sus manos frente a la niña y cerró los ojos, luego de recitar unas palabras,- moste za indete i futte as simpo-, la niña se transformo en adulta.
Luego el hombre colocó sus manos en su pecho y- Murata me indete
-su cabello tornó plateado, sus ojos estaban completamente negros y sus orejas se alargaron. Un relámpago alumbro la habitación nuevamente.

-Eres un elfo...-murmuró con los ojos desorbitados de la sorpresa.

-Si quieres puedes acompañarme a mi mundo, ahí nadie te hará daño, te lo aseguro por la Diosa.-dijo el hombre.

-¿Nadie...?-pensó la niña.-Acepto tu oferta, siempre en cuando me digas tu nombre y jures por tu vida lo que acabas de decir.
-Mi nombre-dijo el hombre.-es Najambdder Mordían di Hermonde. Y sí,-un símbolo apareció en su frente y en la de ella.- Juro, por mi vida, que nadie te lastimara en mi mundo.
-Najambdder, es un gusto conocerte, yo me llamo Irma Farta de Jamel.
-Tendrás que cambiarte de atuendo, con esto no podrás moverte con facilidad.-dijo Najambdder.
-Pero, ahora nada me queda.-dijo Irma.
-¿Cuál es el poder que siempre has querido tener?-preguntó Najambdder.
-Crear cosas con la mente.-dijo Irma.
-Pues concéntrate y crea tu ropa nueva.-dijo Najambdder.-También te he dado algo de mí magia.
-¿Cómo debería ser?-preguntó Irma.
-Algo que te permita correr y escalar montañas, cruzar ríos sin hundirte, y protegerte del frío.-dijo con voz calmada.-Algo que luzca así,-mostrando su atuendo.-pero al crearlo piensa en lo que te he dicho.
-¿Así está bien?-preguntó Irma, quien había copiado la ropa del elfo.
-Si, ahora vamos a mi mundo.-dijo abriendo un portal, le ofreció la mano a la niña y avanzaron al vórtice, entonces algo similar a una corriente los envolvió impulsándolos a través de los mundos
.

-¡Ah!-gritó Irma al salir el portal.
-¿Te pasa algo?-preguntó Najambdder.
-Me duele, me…maree.
-¡Hey, ¿necesitan ayuda?!-preguntaron unos viajeros que se aproximaban.
Irma comenzó a toser.
-Tranquila, eso suele pasar las primeras veces...-maldición...siento...mareos... ¡eso quiere decir que el juramento esta haciendo efecto!-pensó.
-¿Qué le pasa?-preguntó uno de los hombres.
-Sólo se quejo de dolor de estomago, se ha mareado por el viaje, nada más.-dijo Naj tratando de disuadir a los viajeros, pero se tambaleo un poco y se hizo poco creíble que sólo fuera la niña.
-¿Puede ser?-dijo uno de los hombres.
-Sin duda, revísenlos.-dijo otro hombre.
-¿Qué hacen?-preguntó Najambdder.
-Buscamos la causa de sus síntomas, es un insecto conocido como Gfdeertuh, ¿has escuchado de él?-preguntó otro hombre.
-Si, pero se atrae por las heridas abiertas y…-Najambdder se toco la cabeza, se estaba sintiendo peor.-Se pego al rastro de mi sangre y pico a…
-Si, pero por suerte nosotros somos doctores y traemos la cura con nosotros.-dijo el hombre.
-Lo encontré.-dijo uno de los hombres.-No ha estado por más de tres minutos, el daño no es tanto.-añadió aplastando al insecto.
-Dale tres dosis.-ordenó el hombre que estaba hablando con Najambdder.-Déjame ver tu cabeza.
Najambdder se quito la venda y el doctor reviso su herida.
-¿Cómo puedes mantenerte en pie con esta herida?-preguntó el doctor.
-Porque soy un elfo.-respondió riendo sin demostrar su verdadero dolor.
-¿Qué pasa Durten?-preguntó otro hombre.
-Mira esto.-dijo Durten.
-Cielos, con esto te desangraras en cualquier momento.-dijo el otro hombre.
-¿Te encuentras bien?-preguntó otro hombre a Irma.
-Ya no me duele, pero ciento nauseas.-dijo Irma.
-Ya se encuentra bien.-dijo otro hombre.-Quédate sentada un rato, te sentirás un poco débil.
-Oye, ¿sabes cómo es que se hizo esta herida?-preguntó Durten.
-No, lo acabo de conocer por…-dijo Irma.
-Van a mal interpretarlo...-pensó Najambdder algo desesperado.
Irma miró al mayor y decidió no seguir hablando.
-Los elfos sólo hacen eso cuando quieren un acompañante, o cuando sienten compasión.-dijo el hombre.
-¿Compasión?-susurró Irma.
Después de eso comenzó a llover, Najambdder corrió hasta el árbol más cercano, pero antes de llegar hasta el árbol se mojo con la lluvia y se transformo en mujer.
-Diablos, no logre cubrirme a tiempo.-dijo Najambdder muy molesto.
-Se transformo en mujer...-dijo Irma muy sorprendida.
-Eso le ocurre a los elfos cuando comienza a llover.-explicó el doctor Durten.
-Pero sólo le ocurre a los elfos.-dijo otro hombre.
-Cierto, Key, la elfa no se transforma, sólo aumenta su belleza.-dijo Durten.
-Pero también pierden sus poderes, él esta tan vulnerable como un humano.-dijo otro hombre.
-¿Entonces no deberíamos cerrar esa herida antes de que se desangre?-pregunto un niño que los acompañaba.
-Ahora que lo mencionas.-dijo Key.
Todos miraron a Najambdder que estaba contra un árbol sosteniéndose la cabeza de la que salía un hilo de sangre muy rápidamente.
-¿Sr. Najambdder?-dijo Irma tratando de que este le respondiera, pero en lugar de eso cayó al suelo.
-Diablos.-dijo el niño, Nathan.
Atendieron a Najambdder lo más rápido posible y al acabar él, estaba como muñeca de trapo.
-Pobre chico, no se merecía quedar así.-dijo Fye.-Oye niña, ven con nosotros, no es bueno mojarse bajo la lluvia.
-Si.-
dijo Irma siguiéndolos.- ¿Él va a estar bien?-preguntó al instante.
-Si, sólo se desmayó por la herida y lo que tuvimos que hacer para cerrarla.-dijo Nathan.
-Mira, ya llegamos a la posada.-dijo Key.
-Es gratuita, así que no tengas miedo de entrar.-dijo Durten.

La posada era bastante grande y acogedora, la gente que trabajaba en ese lugar era muy amable al parecer de Irma, por lo que sintió que definitivamente podía confiar en esos doctores que les acababan de ayudar.
Los doctores le consiguieron una habitación a Irma y a Najambdder que todavía no despertaba del todo, pero a la mañana siguiente el desayuno estaba servido y Najambdder ya estaba despierto, pero todavía con apariencia de mujer porque no cesaba de llover.
-¿Te sientes bien?-preguntó Irma a Najambdder.
-No es para tanto, se pasara en cuanto vuelva a la normalidad
.-dijo Najambdder.
-¿Es mucho?-preguntó Irma.
-No, estate tranquila.-dijo Najambdder.
-Entonces si es mucho.-dijo Irma.
-No.-dijo Najambdder divertido por la preocupación de la pequeña.
-¿Y estas tan tranquilo?-preguntó Irma.
-Si, de todas formas no ayudaría si me desespero, ¿no crees? ¿Qué haremos con la medicina?
-¿Qué medicina?-preguntó Irma.
-La que tienes que tomar, para que te recuperes de la picada de ese insecto.-dijo Najambdder.
-Por eso no hay problema.-dijo Fye.-Nosotros se las regalamos, además tu también debes tomarla.
-¿Cuando fue que me pico a mí también?-preguntó Najambdder.
-Cuando estabas inconsciente.-dijo Fye.-Si es que no fue antes...-no muy seguro.
-¿Realmente van a regalarnos la medicina?-preguntó Najambdder.-¿Eso no es una perdida para ustedes
?

-No, de hecho nos convenía dársela, esas moscas no habitan por aquí, la habríamos perdido si llegaba a vencer, pero como los pico a ustedes no se perderá.-dijo Nathan.

-¡Qué suerte!-dijo Najambdder.-Quizás la sombra deje de seguirte en este mundo, Irma.-pensó.
-¿Y qué piensan hacer?-preguntó el doctor Durten.
-Iremos a las llanuras de Hermiedna.-dijo Najambdder.
-A las llanuras, ¿estás loco? Ese lugar es peligroso.-dijo Nathan.
-Para nada.-dijo Najambdder tomando de su vaso con cerveza.
-¿Qué hay en ese lugar?-preguntó Irma.
-Es el hogar de los elfos caídos, tengo que encontrar a uno en especial.-dijo Najambdder.
-La venganza no es tan satisfactoria como parece.
-No, no es por venganza, es para hacerlo entrar en razón.-dijo Najambdder.
-¿Qué pasó?-preguntó Irma.
-No te lo diré, aun,-dijo Najambdder.-será más adelante.
Justo en ese momento paro la lluvia y Naj volvió a ser hombre.
-Ya es momento de irnos.-dijo tomando el equipaje.
-Si señor.-dijo Irma con muchos ánimos.-Adiós y gracias.
-Esa chica o es muy valiente o muy tonta.-dijo Key.
-No, nada de eso, ella no le da importancia al peligro y parece ser que han hecho un pacto.-dijo Nathan.
-De todas formas es una niña.-dijo Durten.-¿
O no se dieron cuenta?

Durante el camino Najambdder e Irma pasaron a un pueblo donde compraron algunas provisiones, pero al ver que no alcanzaba para todo lo que requerían...
-Bueno, no importa, ¿qué tal si nos vamos?-dijo Najambdder.
-Sí.-dijo Irma.-Esta haciendo frío.
Al decir esto Najambdder le colocó su abrigo.
-Gracias.-dijo Irma.
-No es nada.-dijo Najambdder.
Al llegar la noche ya habían dejado muy atrás el pueblo y se encontraban en un bosque.
-Irma, ¿puedes crear una antorcha para iluminarnos?-preguntó Najambdder.
-Si, sólo me tomara unos segundos.-dijo Irma creando una antorcha, pero no pudo sintetizar el fuego.-Disculpa, no puedo crear el fuego.
-No te preocupes, yo me encargo de eso.-dijo Najambdder poniendo una mano en la antorcha y la otra en su pecho diciendo.-Figgo di iste.
-¡Wa! Se encendió.-dijo Irma.
-Ahora podremos hacer un campamento.-dijo Najambdder riendo.
-Si quieres yo lo puedo sintetizar.-dijo Irma.
-Eso sería de ayuda.-dijo Najambdder.
-Pero tu encenderás la fogata.-dijo sintetizando el campamento.
-Esta sintetizando las cosas más rápido que las veces anteriores, pero es incapaz de encender fuego.-pensó Najambdder que la se dirigía a la fogata con la antorcha.
-Listo, Irma, acércate al fuego para calentarte.
-Si, ¿Qué tal quedo el campamento?-preguntó Irma.
-Quedo bastante bien.-dijo Najambdder.
Irma escucho el ruido de unas hojas.
-¿Escuchaste eso?-preguntó Irma.
-No, no escuche nada.-dijo desviando la mirada.-Es sólo un hada.-río para sí con tal pensamiento.
-Qué raro.-pensó Irma
Al otro día, Irma se encontró con un pequeño bultito brillante al lado de su cabeza.
-¿Qué será esto?-se preguntó Irma
-¿Irma, ya te despertaste?-preguntó Najambdder.
-Mira esto.-dijo Irma.
-¿Qué?-preguntó Najambdder.- ¡Qué suerte!, es un hada, se dice que si un hada permanece a tu lado te acompañara por toda la eternidad mientras cuida de ti.
-¿Eso es verdad?-dijo Irma justo cuando el hada despertó.
-Mira, ya se despertó.-dijo Najambdder.-Aun no me cree del todo.

El hada voló hasta la cara de Irma para darle un beso de buenos días.
-Que linda eres.-dijo Irma.
-¿Cómo te llamas?-preguntó Najambdder.
El hada voló dibujando su nombre en el cielo.
-Con que te llamas Ayame.-dijo Irma.- ¿Por qué no habla?
-No lo sé, las hadas son muy habladoras, debe ser muda.-dijo Najambdder.
-¿Qué comen?-preguntó Irma.
-Nada, producen energía por su propia cuenta.-dijo Najambdder.-Parece que trata de decirte algo.
-Esta imitando algo, ¿lanzar?-preguntó Irma.
-¿Cuerda?-preguntó Najambdder.
-¿Madera?-preguntó Irma.
-¿Rama?-preguntó Najambdder.
-¿Resortera?-preguntó Irma. El hada estaba poniéndose impaciente.
-¿Arco?-preguntó Najambdder.
El hada asintió con la cabeza.
-Una arco, ¿para qué?-preguntó Irma.
El hada la tironeo para que la siguiera, se internaron en el bosque donde hallaron en una piedra un arco junto con un carcaj repleto de flechas hechos de piedra.
-Creo que quiere que lo saques de ahí.-dijo Najambdder.
-Pero es de roca.-dijo Irma.
-Pero las hadas siempre tienen la razón.-dijo Najambdder.
-Sí tú lo dices.-dijo Irma algo insegura, se acercó a la piedra y al tomar el arco y el carcaj, estos se hicieron de verdad.- ¡Oh!
-Un arco encantado, no importa si no sabes usarlo, con este arco jamás herraras el tiro.-explicó Najambdder.
-¿De verdad?-preguntó Irma.
El hada Ayame asintió e hizo unas señas con las que dedujeron que nunca se acabarían las flechas.
-¡Eso es genial!-dijo Irma.
-Esta nublándose.-dijo Najambdder.
-Eso quiere decir que va a llover otra vez.-dijo Irma.
-Ah.-suspiro.-, no me gusta la lluvia.-dijo Najambdder.
Irma y Ayame lo miraron extrañadas.
-A ustedes tampoco les gustaría cambiar de sexo cada vez que se larga a llover.-dijo Najambdder y antes de que pudieran volver al campamento empezó a llover.-No es justo.
-Volvamos al campamento, recojamos nuestras cosas y salgamos de este bosque.-propusó Irma.
-Como quieras.-dijo Najambdder.- ¿Podrías sintetizar un arma?
-¿Qué tipo de arma y para qué?-preguntó Irma.
-Dame un arco también, no puedo permitir que pelees sola contra esos bandidos que nos están siguiendo, actúa como si no estuvieran aquí.-dijo Najambdder.
-Como digas,-dijo Irma sintetizándolo.-aquí tienes.
-Quedo bastante bien, gracias Irma.-dijo Najambdder.
Cuando estuvieron en el campamento y ya tenían todas las cosas empacadas, emprendieron su camino, la lluvia era incesante y bastante fuerte, tanto que les impidia la visión.
-Entréguennos todas las cosas de valor y quizás no las tratemos tan mal.-dijo un, obviamente, ladrón.
-¿Y qué pasa si nos negamos?-preguntó Najambdder.
-Sería una lástima marcar ese hermoso rostro.-dijo otro bandido dirigiéndose a Irma.
-Atrévete a acercarte y te mato.-dijo Naj interponiéndose entre el hombre e Irma.
-Eso no me lo creo, señorita.-dijo otro bandido.
-¿Nos estuvieron siguiendo y jamás se dieron cuenta de que Naj es hombre?-pensó Irma que ya estaba preparando su primer disparo.
-En sus marcas.-dijo Najambdder tensando su arco.
-Listos.-dijo Irma.
-Ya.-dijeron Najambdder e Irma comenzando el ataque.
Con el primer disparo Irma le dio a uno de los bandidos en el rostro y con el segundo derribo al líder. Najambdder, acabó con otros tres bandidos y cuando menos se lo esperaba, el jefe de los bandidos le golpeo la herida de la cabeza con la empuñadura de una espada.
-Considérate muerto.-dijo Irma disparando la última flecha del combate que dio justo entre los ojos del humano.-Le di, ¡Najambdder, Najambdder, ¿estás bien?!
-Te veo doble.-dijo Najambdder.-Creo que se abrió la herida.
-Déjame ver.-dijo Irma.
Y en efecto, la herida estaba abierta y comenzando a sangrar.
-Te ves asustada.-dijo Najambdder.-No pasará nada, te prometo que no pasara nada.
-Pero, esta como antes.-dijo Irma.-Como cuando te conocí.
El hada se acerco y aumento su tamaño.
-¿Qué haces?-preguntó Najambdder algo fatigado.
El hada coloco su mano sobre la herida de Najambdder y la curo completamente, luego de eso volvió a hacerse pequeña.
-Cerró tu herida.-dijo Irma sorprendida.
-No se me cruzó por la mente el que fuera un hada de agua, ellas pueden curar cualquier herida.-dijo Najambdder.
-Son de gran ayuda.-dijo Irma.
El hada se sonrojó, aunque no se noto porque brilla en colores rojisos.
-Bueno, tenemos que irnos.-dijo Najambdder algo pálido.
-Estos tipos tienen mucho dinero.-dijo Irma, revisando las cosas de los bandidos.
-No puede ser...-pensó Najambdder.
-Mira.-dijo Irma acercando una bolsa repleta de monedas de oro a Najambdder.- ¿Cuánto hay?
-Con esto, si pasáramos por un pueblo en los próximos días, podremos pagar una posada.-dijo Najambdder.
-¿Hay tanto?-preguntó Irma.
-De hecho, nos sobraría.-dijo Najambdder.-Bueno, es hora de irnos.
-Sí señor.-dijo Irma.

Mientras seguían el camino Irma comenzó a hacer preguntas, quizás así le creería un poco más a Naj, así que este simplemente contesto una a una.
-¿Todos los elfos tienen los ojos negros?-preguntó Irma.
-No.-respondió Najambdder.-Es un castigo que te queden negros.
-¿De qué te castigaron a ti?-preguntó Irma.
-No te lo diré.-dijo Najambdder.
-Entonces dime como te hiciste esa herida en la cabeza.-pidió Irma.
-Eso... no creo que debas escuchar algo así.-dijo Najambdder.
-¿Por qué no?-preguntó Irma.
-Porque te traumaría.-dijo Najambdder muy serio.
-¿Cómo se llama la aldea de la que vienes?-preguntó Irma.
-¿Cómo se llama?-dijo Najambdder quedándose parado en la mitad del camino.- ¿Cómo se llamaba? ¿Cómo se llama?
-¿Te pasa algo Najambdder?-preguntó Irma.
El hada le miraba confundida.
-¿Dijiste algo?-preguntó Najambdder como si hubiera despertado de un sueño.
-Te pregunte por el nombre de tu pueblo.-dijo Irma algo confundida.
-Mm.…La verdad es que no lo sé, no lo recuerdo.-dijo Najambdder.
-No lo recuerdas, eso no es normal.-dijo Irma.

Al llegar al siguiente poblado unos guardias tomaron a Irma y al hada.
-¿Pero qué hacen?-preguntó Irma.
Los guardias no dijeron nada.
-Hey, déjenla, ¿qué creen que hacen?-preguntó Najambdder.
-En este pueblo está prohibido que las mujeres anden por ahí mostrando el rostro y vestidas de esta forma tan inapropiada.-dijo el guardia.
-¿Cómo íbamos a saber eso? Acabamos de llegar.-dijo Najambdder.
-Pues lastima, ella se tendrá que ganar su libertad, podemos dejarte el hada, pero solo sabrás de esta chica si vas al local Furxzex.-dijo el guardia llevándose a Irma.
-Pero qué diablos, suéltenme.-dijo Irma durante todo el trayecto hacia el local.
Al entrar al local lanzaron a Irma al suelo sin ningún cuidado.
-Traemos otra, ya saben que hacer.-dijo el guardia de la derecha.
-Es extranjera hacia que tendrán que explicarle las reglas.-dijo el guardia de la izquierda al salir del local.
-¡¿Pero qué se creen?!-exclamó Irma.
-Hey, tú, yo puedo explicarte si quieres, eres nueva en esto verdad.-pregunto una de las mujeres que habían.
-¿Nueva en esto?-preguntó Irma.
-Veras, en esta ciudad el machismo esta fuera de control, hasta a los elfos los encierran cuando llueve.-dijo otra de las mujeres.
-¿Y los traen a este mismo lugar?-preguntó Irma.
-Claro que si.-dijo la primera mujer.
-Los guardias dijeron algo de ganar mi libertad, ¿Cómo es eso?-preguntó Irma.
-Un concurso, tienes que cantar frente a los que vienen a la taberna y si les gusta te dejan salir, pero si no te vistes como se ordena, te traerán de vuelta.
-Pero en el escenario puedes estar con cualquier vestimenta y también puedes mostrar tu rostro.-dijo otra mujer.
-Cuando te dejen en libertad tendrás que ponerte uno de estos trajes.-dijo otra mujer.
-Eso parece un traje de los que se usan en el desierto.-dijo Irma.
-El problema es que no tienes uno propio.-dijo otra mujer.
-Eso no me causa problemas, lo que me preocupa es Najambdder.-dijo Irma.
-¿Es un elfo?-preguntó otra mujer.
-Sí.-dijo Irma.
-Justo en la época de lluvias, ese elfo esta salado.-dijo la mujer.
-Cambiando de tema, ¿Qué debo cantar?-preguntó Irma.
-Una canción que nadie más allá cantado y tienes que vestirte con otra cosa que no sean pantalones.-dijo la mujer.
-Y cuando cantamos.-preguntó Irma muy segura de sí misma.
-En cinco minutos, tú partes.-dijo la mujer.
-Bien.-dijo Irma que se paró de un salto y sintetizó su nuevo vestido, todas quedaron asombradas con la habilidad mágica de la chica. ¿Cómo era posible que atraparan a alguien tan hábil
?

Al abrirse el local, este se lleno de espectadores y Najambdder estaba entre ellos, mirando expectante por si veía a Irma en algún lugar del bar.
-Aquí con ustedes nuestra nueva y más joven cantante, Irma.-dijo la presentadora.
Irma pasó al frente y tomo el micrófono, de la nada se empezó a escuchar la melodía de su canción y luego de un rato...

-¡Tienes la voz de un ángel!
-¡Canta otra vez!
-¡Que la cante en el idioma de los hombres!
-Como ustedes quieran, Irma canta nuevamente, por favor.
-Sí.-dijo Irma esperando la música.

...para que luego...

-¡Cásate conmigo!
-¡Eres un ángel en la tierra!
-¡Te liberamos!
Se escuchó de parte de todo el publico, pero Naj no iba a dejar que esto siguiera.
-¡Vamos Irma, es hora de irnos!
-Tiene prometido...-susurraron los hombres decepcionados.
-Sí.-dijo Irma sintetizando el traje que le habían mostrado anteriormente y corriendo hasta él.-Larguémonos de este pueblo de una buena vez.
-Claro.-dijo Najambdder abriendo paso entre la multitud.- ¿Por qué esa ropa?
-Es la ropa que deben utilizar las mujeres, y no debemos ver a los hombres a la cara, por cierto, si comienza a llover y te transformas te atraparan.-dijo Irma.
-Diablos, se supone que comenzará a llover en cualquier momento y para salir de este pueblo por lo menos son tres horas a pie.-dijo Najambdder.
-¿Ya tienes una habitación en una posada?-preguntó Irma.
-Claro que si, vamos, queda en la siguiente cuadra.-dijo Najambdder, llegaron justo a tiempo.
-Por un poco.-dijo Irma.
-Señor, necesito que firme el libro de huéspedes.-pidió la recepcionista.
-Claro.-dijo Najambdder firmando el libro.
-Nejma, no molestes a nuestros clientes.-dijo un hombre gordo que salió por detrás de una puerta.
-Lo lamento señor, no fue mi intención.-dijo Nejma.
-No pasa nada, sólo estaba firmando el libro.-dijo Najambdder.
-No se moleste en proteger a las sirvientas.-dijo el hombre.
-Quisiera poder hacer algo.-pensó Irma.
-¿Me podría pasar la llave?-preguntó Najambdder.
-Claro señor, aquí tiene.-dijo Nejma.
-Gracias.-dijo Najambdder.
-¡Le ha dado las gracias a una mujer! Debe de ser un viajero.-pensó el hombre.
-Vamos Irma.-dijo Najambdder.
-Sí señor.-dijo Irma siguiéndolo.- ¿Cómo es la habitación?
-Bueno, pues, veras, es un poco…-dijo Najambdder al abrir la puerta.
-No le veo nada de división, ¿no dijiste que somos dos personas?-preguntó Irma.
-Si lo dije, yo dormiré en el suelo.-dijo Najambdder.
El hada estaba durmiendo en la almohada.
-Pensé que estaría intranquila.-dijo Irma.
-Y lo estuvo hasta que se quedo dormida.-dijo Najambdder.-No me dejaba salir así que tuve que lanzarle un conjuro.
-Le lanzaste un conjuro, pudiste llevarla contigo.-dijo Irma molesta.
-No, no podía, está prohibido.-dijo Najambdder.-Me la abrían quitado.
-No es justo, este pueblo tiene muchas normas en contra de las mujeres.-dijo Irma.
-Y en las posadas no tienen comida a la habitación, tampoco tienen una cocina, tendremos que comer pan y agua.-explicó el mayor.- ¿Te trataron muy mal?
-Sólo los guardias, si cometo otra “infracción” me llevaran nuevamente.-dijo Irma.
-¿Y qué pasa si me atrapan a mí?-preguntó Najambdder.
-Mientras estés transformado en mujer tendrás que cantar.-dijo Irma.
-Eso sería trágico, no conozco ninguna canción.-dijo Najambdder.
-Mm.…eso sí que es un problema, considerando tu tono de vos cuando estas transformado, te vendría bien cantar algo con tono grave.-dijo Irma.
-¿Cómo es eso?
-Pues... una tonalidad.-dijo Irma.-Es como esto.-dijo imitando el tono.
-Es algo complicado.-dijo Najambdder.
-Pero te quedaría bien.-dijo Irma.
-Me da vergüenza pensar que tendría que cantar.-dijo Najambdder.-Los híbridos no podemos cantar.
-Pues lastima, ahora deberías practicar, ¿quién sabe si es que llueve cuando estemos en la ciudad?-dijo Irma.
-Tienes razón, pero no puedo practicar ahora.-dijo Najambdder.
-¿Por qué?-preguntó Irma.
-Porque ya oscureció y mañana partiremos a primera hora.-dijo Najambdder
El techo comenzó a gotear sobre la cabeza de Najambdder.
-¡Oh, lo que faltaba!-dijo Najambdder alejándose más de la cama.

A las dos de la madrugada, del suelo, empezaron a salir unos pequeños insectos que no subían a las camas, pero Najambdder, al dormir en el suelo, fue atacado por ellos, y no dejaba de llover, por lo que no pudo defenderse y en un acto desesperado subió a la cama de un sólo salto.
-¿Qué haces?-preguntó Irma.
-Escapo de esos insectos.-dijo Naj.-Tendremos que dormir juntos.
-Bueno.-dijo Irma haciéndose a un lado, pero al ver los insectos se apego a Naj.-¿No suben aquí verdad?
A la mañana siguiente ya no llovía e Irma despertó primero.
-Najambdder.-dijo suavemente, pero nerviosa.
-Mm. Ya es de día, a…-dijo Najambdder, notó que estaba abrasando a Irma.-discúlpame.
-No, no pasa nada.-dijo Irma.-Él no tiene malas intenciones.-pensó.
-Pero, te estaba abrasando, y se que no te agrada estar serca de mí.
-¿Cómo...?-preguntó Irma.-Eso no es cierto..., sé que puedo confiar en ti, sino no te hubiera dejado dormir aquí.
-Tienes razón.-dijo Najambdder.-Gracias, pequeña.
-¿Dónde está Ayame?-preguntó Irma.
-No lo sé, pero no debe ser difícil hallarla, busca algo que brille.-dijo Najambdder.
-Si.-dijo Irma al bajar de la cama, en ese momento recordó los insectos.-¿Ya no están?
Buscaron por toda la habitación hasta que Irma levanto su chaquetón y la encontraron durmiendo en el bolsillo. La muy picarona despertó, voló hasta la almohada y se volvió a dormir.
-Quizás no debí lanzarte ese hechizo.-dijo Najambdder.
-Es por eso o por pintar la habitación de este color durante la noche.-dijo Irma.

La habitación estaba rosa.


-Yo lo quito.-dijo Najambdder y pronuncio las palabras.-Murata an cumos irs ant.
-Oh...-dijo Irma.
-Tenemos que irnos.-dijo Najambdder.-Vístete rápido.
-Tú también…-dijo Irma.-...¡Ya te vestiste!
Al salir de la posada llevaban al hada en una jaula, ella trataba de abrirla, pero no podía y se inquietaba.
-Tranquilízate, ya podrás salir de ahí.-decían Irma y Najambdder.
Los guardias los detuvieron.
-¿Qué hicimos ahora?-se pregunto Irma.
-Si no puede controlar a su hada, le recomiendo que nos la entregue ahora.-dijo el guardia.
-¿Qué harán con ella?-preguntó Najambdder.
-Lo de siempre, será la comida de uno de los leones del rey.-dijo el guardia.
-¿De verdad quieres terminar así?-preguntó Najambdder al hada.
El hada negó con la cabeza.
-Ya no habrá problema oficial, no seguirá comportándose mal.-dijo Najambdder.
-Pueden irse, pero la chica se queda.-dijo el guardia.
-¿Qué hizo de malo?-preguntó Najambdder algo fastidiado.
-Será considerada como paga por dejar al hada.-dijo el guardia.
-¡¿Qué?! No, no puede…-dijo Najambdder.
-Si puedo.-dijo el guardia tomando a Irma del brazo.
-Najambdder.-dijo Irma.
-Suéltala, ahora.-dijo Najambdder mostrando una gran furia.
-¿Qué harás si no le suelto?-preguntó el guardia.
Najambdder saco una daga de su bota y empujo al guardia contra la pared.
-Te matare.-dijo Najambdder en respuesta.
El guardia soltó a Irma y los dejo ir.
Al salir del pueblo la gente que había visto el enfrentamiento los seguía con gran admiración, sobre todo las mujeres.
-De cierta forma, Najambdder asusta un poco.-pensó Irma.
-¿Sucede algo?-preguntó Najambdder.
-No, nada.-dijo Irma.
-¿Te asustaste por cómo me comporte verdad?-preguntó Najambdder.
-Bueno, yo…sí, un poco.-dijo Irma.
-Espero que pronto puedas confiar del todo.-dijo Najambdder.
-¿Será por esto qué no me ha contado como se hizo esa herida?-se preguntó Irma.- ¿Por eso aun no me cuentas?-preguntó.
-Si, si sólo te asustaste por eso, aun no puedo decirte nada.-dijo Najambdder.-Ahora que lo recuerdo, ¿en qué idioma cantaste sobre el escenario?
-Céltico.-respondió Irma.
-¿Céltico? Nunca he oído hablar de ese idioma.-dijo Najambdder.
-Es el idioma en el que hablan los celtas, sólo conozco algunas canciones y su significado.-dijo Irma.
-Ya veo, en tu mundo se habla más de un idioma.-dijo Najambdder.
-Sí.-dijo Irma.
-Bebe ser difícil comunicarse.-dijo Najambdder.
-Bueno, pero es obligatorio aprender a hablar en inglés.-dijo Irma.
-¿Entonces podrías hablar en ese idioma?-preguntó Najambdder.
-Lo siento, nunca fui buena en eso.-dijo Irma.-Ellos no nos dejaban estudiar... ¿eh? ¿"Dejaban"? ¿Acaso había alguien más?